Jesús España nace en Valdemoro el 21 de agosto de 1978.
Empezó a practicar atletismo desde muy joven, en el club de atletismo de su localidad natal. Para aquel niño espigado y moreno de 11 años que vivía en Valdemoro, correr por los caminos de tierra del pueblo era sinónimo de libertad, una sensación de poderío que le enganchó para siempre. Entonces la pista y los campeonatos figuraban lejos. Disfrutaba corriendo en el asfalto, feliz por ganar una prueba y enseñar en casa la minicadena o las zapatillas que había recibido como premio.
Empezó a practicar atletismo desde muy joven, en el club de atletismo de su localidad natal. Para aquel niño espigado y moreno de 11 años que vivía en Valdemoro, correr por los caminos de tierra del pueblo era sinónimo de libertad, una sensación de poderío que le enganchó para siempre. Entonces la pista y los campeonatos figuraban lejos. Disfrutaba corriendo en el asfalto, feliz por ganar una prueba y enseñar en casa la minicadena o las zapatillas que había recibido como premio.
Para entonces su padre ya le había puesto muchas veces la cinta de VHS de la final olímpica de Los Ángeles 84. Jesús tenía claro su referente: Sebastian Coe. "Mi padre me ponía aquella final porque era la medalla de un español, la de Abascal, pero yo me fijaba en Coe, que era el que ganaba. Corría elegante. Leí un montón de cosas sobre él, me compré un libro sobre su historia, cómo le entrenaba su padre."
Sebastian Coe durante la prueba de 1.500m de los JJOO de Los Ángeles 1.984
Jesús compitió en el Europeo júnior de 1997 y poco después se dio cuenta de que el atletismo no saldría jamás de su vida. "En el año 2000 hablé con mis padres, que siempre me apoyaron, para apostar por el deporte al cien por cien. Les dije: voy a intentar ser atleta de profesión".
El bronce continental de pista cubierta de Viena 2002 fue el primer gran resultado de una carrera plagada de éxitos, de reconocimiento y admiración. No sólo por lo que ha sido dentro de la pista sino también por su señorío fuera de ella. El oro europeo de 5.000 metros de Goteborg fue el momento cumbre de sus 28 años de atletismo. Jesús revive a menudo con sus hijos aquella final, en la que se impuso al británico Mo Farah en la última recta con su inseparable Juan Carlos Higuero acompañándole en el tercer cajón del podio.
El bronce continental de pista cubierta de Viena 2002 fue el primer gran resultado de una carrera plagada de éxitos, de reconocimiento y admiración. No sólo por lo que ha sido dentro de la pista sino también por su señorío fuera de ella. El oro europeo de 5.000 metros de Goteborg fue el momento cumbre de sus 28 años de atletismo. Jesús revive a menudo con sus hijos aquella final, en la que se impuso al británico Mo Farah en la última recta con su inseparable Juan Carlos Higuero acompañándole en el tercer cajón del podio.
Minutos después llegó el éxito, del que casi se sintió un espectador más, como el que protagoniza una película a cámara lenta. "En carrera iba muy bien, tanto que parecía que estuviera viéndolo por la tele en lugar de estar allí. No sentí cansancio, estaba concentrado. Cuando empecé a pasar a Farah no tenía ya tanta chispa, de hecho a falta de 40 metros pensé que me tropezaba. Así que la cara de la llegada no es de alegría, es de alivio". Pero él se queda con otros momentos mágicos de un Europeo histórico. Como aquella canción de Amaral que le permitió aplazar los nervios en la cámara de llamadas, el hecho de compartir una carrera con dos amigos de siempre. "Estar allí con Juan Carlos y Pablo (Villalobos) lo hizo todo más grande. Soy nervioso y cantaba para tranquilizarme. Se pusieron a cantar conmigo. Todos nos miraban como si estuviéramos locos, pero me hizo sentir muy bien", recuerda con una sonrisa de añoranza.
Es la carrera de Jesús España que todo el mundo recuerda. Una final por la que le siguen preguntando en la calle. Y eso es lo que más le satisface. "Es una suerte que además de nuestra alegría personal podamos hacer felices a la gente. Muchos aficionados se acuerdan dónde estaban, cómo lo vivieron".
También llegaron las lesiones, derivadas de esa peculiar forma de correr a lo africano, con más puntera que talón, con una pisada reactiva pero muy agresiva. Jesús se perdió citas importantes, como los Europeos de pista cubierta de Madrid 2005 o los Juegos Olímpicos de Londres, competiciones que influyeron en su rendimiento. "Con las lesiones te sientes vulnerable. Si tienes más miedo a hacerte daño que a entrenar, pierdes mucho. Si no hubiera tenido esos problemas físicos, quizás hubiera logrado un punto más de nivel. Pero también aprendí a valorar todo mucho más. Una de las veces pasé un mes en silla de ruedas y eso te hace ver las cosas con perspectiva. Asimilé nuevos ejercicios y con Olga, mi mujer, que es fisioterapeuta, mejoré y logré que aquellas lesiones se olvidaran".
Campeonato del Mundo.- Osaka 2.007
En 2007 abrió sus puertas en Valdemoro el pabellón cubierto Jesús España, como parte de la segunda fase de esta instalación deportiva del barrio de El Restón. El atleta valdemoreño dio nombre a una instalación que cuenta con un aforo de 415 espectadores.
La temporada 2009 fue también de éxitos, consiguiendo el "doblete" nacional al imponerse en los campeonatos nacionales absolutos de 3000 metros (Indoor) y 5.000 metros (Aire libre).Con estos logros fue a participar al Europeo de 2009 Indoor, donde consiguió su tercer bronce en esta competición.
En el 2010, cosechó su cuarto triunfo nacional de 3000 metros siendo el único en la historia que tenía más de 3 títulos. Meses después, Jesús, ganó el campeonato de España de Avilés al aire libre, con esta victoria, fue seleccionado para participar en los Europeos de Barcelona donde finalmente conseguiría una plata.
Tras el regreso del Mundial de Atletismo de Pekín, y después de una meditada reflexión, Jesús vio que ya no pintaba nada en los 5.000 metros y que si quería ser finalista en unos Juegos Olímpicos debía dar el salto al Maratón. Tras haber meditado con su entrenador la idea, inicia la preparación específica para esta prueba, con una única meta: lograr la mínima de participación para los Juegos escenario elegido para el debut fue Sevilla y después de un largo camino lleno de kilómetros y sesiones de entrenamiento, vio cumplido su objetivo.
De aquel tierno abrazo quedó como recuerdo una imagen que acompaña a la familia en el salón de casa. También en el pasillo, en forma de óleo que un aficionado hizo llegar a Jesús. "Es un recuerdo precioso, que siempre mantendremos ahí". Porque la familia es el motor de su vida, uno de los motivos de colgar las zapatillas. "Antes estaba centrado en entrenar, dormir, comer de forma sana... Ahora quiero ser capaz de improvisar, sin tener que pensar que no puedo jugar con mis hijos porque debo descansar. Mi mujer tiene el cielo ganado porque ellos también han sufrido mi profesión. Ahora tengo la obligación moral de devolverles esa dedicación", comentaba el año de su retirada.
Por eso, el de Valdemoro, disputó su última competición en Berlín. Fue sexto en la carrera y plata por equipos, quizás la medalla que de mejor forma resumía lo que ha sido Jesús. Competición y amistad. En la meta le esperaba Javier Guerra, cuarto. Ambos se fundieron en un abrazo. "Fue un podio especial porque subí a él con grandes amigos."
Jesús España en una rueda de prensa en Berlín
El atleta de los pequeños detalles, las vivencias, los recuerdos. Su casa está abarrotada de medallas y trofeos, memorias de 28 años de atletismo engalanados con un oro y una plata continentales en 5.000 metros y ocho títulos nacionales en la distancia, más que nadie. Son algunos de sus logros, pero no presume de ellos. Ni siquiera en su retirada, cuando hace balance de su carrera. "Es mi mujer la que coloca las medallas en las vitrinas, las ordena y las saca de vez en cuando. Yo no soy de enseñarlas mucho".
Feliz con su carrera, pero ambicioso como siempre, el madrileño siente que algo se quedó sin cumplir en el atletismo. "Cuando me planteé ser profesional, quería ser campeón olímpico. Si todo me hubiera ido perfecto, estar en unos Juegos con opción de ganarlos hubiera sido el summum. Pero no me puedo reprochar nada, me siento un privilegiado. Espero que me recuerden como un enamorado del atletismo, un atleta que me esforcé al máximo, que luché por conseguir los sueños que tenía, una persona normal que he tenido la suerte de poder dedicarme a lo que más me gusta".
Feliz con su carrera, pero ambicioso como siempre, el madrileño siente que algo se quedó sin cumplir en el atletismo. "Cuando me planteé ser profesional, quería ser campeón olímpico. Si todo me hubiera ido perfecto, estar en unos Juegos con opción de ganarlos hubiera sido el summum. Pero no me puedo reprochar nada, me siento un privilegiado. Espero que me recuerden como un enamorado del atletismo, un atleta que me esforcé al máximo, que luché por conseguir los sueños que tenía, una persona normal que he tenido la suerte de poder dedicarme a lo que más me gusta".
Más allá de lo deportivo, lo que nadie duda es el cariño y la admiración que se ha ganado Jesús España en el atletismo y fuera de él. "Me esperaba una respuesta positiva de la gente, pero me ha desbordado", reconoció en su adiós.
Nunca alejado de su Valdemoro querido, Jesús España deja escrita parte de la historia del fondo español: cinco medallas en sus doce europeos de aire libre y pista cubierta, siete mundiales y dos Juegos Olímpicos.
Atleta especialista en pruebas de fondo y medio-fondo, pasará a la historia del deporte, como uno de los mejores atletas de nuestro país.
Imagen de Jesús España, despidiendo 2020, corriendo en Valdemoro.
Talento - Jesús España
Fuente parcial: Fragmentos texto entrevista diario MARCA 19/08/2018
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