La llegada de los Borbones al trono español, tras la muerte del último de los Austrias en 1700, trajo consigo no solo un cambio dinástico, sino que también vino acompañado de una serie de reformas políticas de carácter administrativo y civil que supondrían la modernización de un reino prácticamente anclado en el periodo medieval. Uno de los principales objetivos de esta nueva política reformista fue el de las obras públicas, siendo primordial la búsqueda de una solución al grave problema existente en lo relativo a la comunicación entre Madrid, sede de la Corte, y las principales ciudades españolas debido al precario estado de las carreteras y caminos del reino, provocando que dicha labor se tornase ardua y sobre todo lenta, lo cual complicaba mucho el envío y recibo de las órdenes e informaciones de la Corte. Ante tal situación, y de la mano del Oficio de Correo Mayor (asumido por la corona en 1716), los Borbones inician la creación de una red radial de carreteras con epicentro en Madrid basada en la red de carreteras de postas preexistente y en la que destacará la labor constructiva llevada a cabo durante el reinado de Carlos III (1759-1788) con el Conde de Floridablanca a la cabeza de la Superintendencia General de Correos, Postas y Caminos, y de acuerdo a lo establecido en el “Real Decreto para hacer caminos rectos y sólidos en España” de 1761.
Aunque parece que este Real Decreto para hacer "Caminos rectos y sólidos en España" fue el origen del Nuevo Camino Real de Aranjuez, es evidente que su paso por Valdemoro se constituyó con anterioridad, pues en el año 1704 (según el "Apeo General de las Heredades" del convento del Carmen) se había realizado ya el camino, al lindar sus terrenos con el Nuevo Real Camino que iba a Aranjuez; además, en otra parte de ese documento se menciona el Camino Antiguo de Aranjuez, junto a la casa de las Postas, en 1720.
Dado que el Nuevo Camino Real de Aranjuez parece que estaba realizado a comienzos del siglo XVIII, la edificación denominada Parador Nuevo, Casa de Postas o Casa de la Cadena (más tarde convertida en conventos de Paúles y Agustinas y derruido a finales del siglo pasado con funciones de posada de arrieros), debió construirse en esta fecha o finales del siglo XVII al amparo del Camino Real, cuando constituyó el portazgo con su cadena correspondiente para cerrar el paso a las caballerías. Estaba situada entre las calles de Federico Marín y Pasadores (hoy Marquesa de V
illa Antonia) con jardín en fachada y huerto posterior.
La primitiva "carretera de Postas", según los reglamentos de 1720 y 1761, alcanzaba Getafe desde Madrid para bifurcarse en esta ciudad en dos ramales: uno occidental hacia lllescas y Toledo y otro oriental (pasando por Valdemoro hasta Aranjuez) que se introducía en la villa por la ermita de la Veracruz (hoy de la Salud): el denominado Camino Real o Camino Antiguo de Aranjuez-la siguiente posta estaba en Espartinas, al sur del término-. La primitiva casa de Postas se encontraba en un lugar desconocido de esta vía, cercana a unas tierras de labor del convento del Carmen, lo que parece indicar un punto del extrarradio. El hecho de la existencia de la calle Postas -hoy del Dr. Lacalle- en un lugar alejado de dicho camino (muy cerca de la plaza Mayor, y junto al propio convento del Carmen) induce a pensar que el Antiguo Camino Real se bifurcaba en algún punto para tomar el camino de Móstoles a Chinchón por la plaza Mayor y encaminarse hacia el convento del Carmen por la calle Postas, para retomar la dirección hacia Aranjuez en la calle Mediodía o en el posterior Nuevo Camino (hipótesis que explicaría que la casa de postas antigua estuviera cerca de las tierras del convento del Carmen y de la calle Postas, pero que implicaría un recorrido demasiado intrincado para vía tan importante). Dado que el convento tendría propiedades por todo el término, hay que pensar que, seguramente al sur, en las inmediaciones del convento de las Clarisas, se debía encontrar esta primitiva posta. Por lo tanto, esta denominación de la calle Postas, conocida al menos desde finales del siglo XIX, y su dirección parecen indicar la propia carretera de Andalucía, Nuevo Real Camino de Aranjuez, donde se situaría, obviamente, la nueva posta.
Se conoce que el convento de Padres Paúles -hoy sustituido por un bloque plurifamiliar— fue Casa de Postas y parador, apoyado en esta vía y construido en el siglo XVII, hecho que nos induce a pensar, junto a la temprana fecha del año en el que se documenta el nuevo camino-1704-, que éste se trazó en el siglo XVII y la nueva casa de postas constituyó uno de los primeros edificios apoyados en su trazado. También la casa de la marquesa de Villa-Antonia, aneja a dicho convento, debió ser parador o casa de postas, pero no se encuentra, como la anterior, al final de una de las dos vías que surgen de la calle Postas. Por lo tanto, tenemos que pensar que el nuevo trazado de la carretera de Andalucía se debió realizar, al menos, en tiempos de Carlos II, variando su paso hasta la actual avda. de Andalucía, en el límite oriental del casco, dividiendo en dos la huerta de los Carmelitas Calzados y otras fincas; en este punto se encontraba la ermita de San Pedro, fundada en la segunda mitad del siglo XVI, desaparecida ya en el XVIII. La incesante actividad de dicho camino propició la creación de dos decenas de paradores y posadas a ambos lados de la calle -en 1828 había quince y veinte años más tarde una docena existiendo muchos hasta el siglo pasado. Si bien los cambios producidos en el lado oriental fueron muy significativos, el resto del perímetro permaneció similar al del siglo anterior, sin un desarrollo importante debido al descenso poblacional.
Se conoce que el convento de Padres Paúles -hoy sustituido por un bloque plurifamiliar— fue Casa de Postas y parador, apoyado en esta vía y construido en el siglo XVII, hecho que nos induce a pensar, junto a la temprana fecha del año en el que se documenta el nuevo camino-1704-, que éste se trazó en el siglo XVII y la nueva casa de postas constituyó uno de los primeros edificios apoyados en su trazado. También la casa de la marquesa de Villa-Antonia, aneja a dicho convento, debió ser parador o casa de postas, pero no se encuentra, como la anterior, al final de una de las dos vías que surgen de la calle Postas. Por lo tanto, tenemos que pensar que el nuevo trazado de la carretera de Andalucía se debió realizar, al menos, en tiempos de Carlos II, variando su paso hasta la actual avda. de Andalucía, en el límite oriental del casco, dividiendo en dos la huerta de los Carmelitas Calzados y otras fincas; en este punto se encontraba la ermita de San Pedro, fundada en la segunda mitad del siglo XVI, desaparecida ya en el XVIII. La incesante actividad de dicho camino propició la creación de dos decenas de paradores y posadas a ambos lados de la calle -en 1828 había quince y veinte años más tarde una docena existiendo muchos hasta el siglo pasado. Si bien los cambios producidos en el lado oriental fueron muy significativos, el resto del perímetro permaneció similar al del siglo anterior, sin un desarrollo importante debido al descenso poblacional.
Plantas baja y primera del Convento de los Padres Paúles de Valdemoro.
Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.
Los Padres Paúles deciden constituir en Valdemoro, en 1897, una residencia con capilla para media docena de miembros, para lo cual compran la casa con jardín denominada, indistintamente, Parador Nuevo, Casa de Postas o Casa de la Cadena (había tenido estas funciones de posada de arrieros del Camino Real y lugar de portazgo con su cadena correspondiente para cerrar el paso a las caballerías).
El origen del popular refrán Entre Pinto y Valdemoro es un tanto incierto, la más probable puede ser la que relacionada con el rey Fernando III, que con motivo de las constantes disputas entre el obispado de Palencia y las ciudades de Segovia y Ávila con Madrid, por incluir en sus respectivas demarcaciones las tierras de Pinto y Valdemoro, decide asignar Pinto a Madrid y Valdemoro a Segovia. Por entonces, y en su presencia, se colocaron 42 nuevos hitos, algunos aún visibles. Es probable que Fernando III pasara varios días en la Casa de Postas que existía en la línea divisoria, y que al preguntar por el rey en la Corte, alguien respondiera con la conocida frase.
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