La guerra civil



El conflicto social, político y bélico se desencadenó en España tras el fracaso parcial del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936, llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno de la Segunda República Española. Tras el bloqueo del Estrecho y el posterior puente aéreo con la colaboración de la Alemania nazi y la Italia fascista, las tropas rebeldes se trasladaron a la España peninsular en las últimas semanas de julio, dando comienzo a una guerra civil.

Valdemoro, una vez más, volverá a tener pérdidas; humanas (unos 2000 habitantes tenía el municipio) y de patrimonio histórico artístico de importancia, provocando que hasta bien entrados los años 50 no se volvería a recuperar su estabilidad económica.


Desde los primeros días de la sublevación, iban llegando noticias de los sacerdotes asesinados en las iglesias de la capital y también de numerosos pueblos de los alrededores: Torrejón de Velasco, Arganda, Batres, Cerro de los Ángeles, Ciempozuelos, Colmenar de Oreja, Fuentidueña, Griñón, Humera, Móstoles, Parla, Pinto, San Martín de la Vega, Villarejo de Salvanes, Valdemoro, ...
Ser sacerdote, religioso o dar muestras abiertas de fervor religioso se había convertido en algo peligroso. La persecución religiosa alcanzó su punto más álgido en 1936.
Los datos de sacerdotes diocesanos, religiosos de distintas órdenes, monjas o personas vinculadas a hermandades o grupos parroquiales que fueron buscados, sacados de sus casas o conventos, detenidos y posteriormente asesinados, fueron muy numerosos. Sólo en Madrid fueron asesinados 435 sacerdotes (VIDAL, César. Paracuellos-Kañn. Un ensayo sobre el genocidio de la izquierda. Ed. Libros libres. Madrid 2005. Pág. 336). Entre ellos Salvador Ochaíta, Párroco de Valdemoro o Juan Manuel Navarrete, Capellán del Manicomio de Ciempozuelos, asesinado el 29 de julio, cuyo cadáver fue atado aun camión y arrastrado más de dos kilómetros hasta llegar a Valdemoro (donde fue enterrado).


La línea de batalla durante la Guerra se encontraba cerca de la villa. El Espartal se convirtió en lugar de descanso de los militares. En el Castillejo, cerca del arroyo de la Cañada y de Ciempozuelos, se pueden todavía encontrar varios atrincheramientos.

El Juncarejo se convirtió, sucesivamente, en hospital de heridos de ambos bandos, así como el Colegio de Guardias Jóvenes lo fue para las fuerzas nacionales. El teatro fue convertido en albergue de soldados, que produjeron importantes destrozos en el edificio.


Antigua vista de la enfermería El Juncarejo,1920

Las fuerzas nacionales tomaron Valdemoro tres meses después de comenzar la guerra, aunque continuaron las ofensivas aéreas republicanas, que destrozaron parte del casco urbano y en especial la Casa de San Diego de las Hermanas de la Caridad (tras los estragos causados por los bombardeos y su impo­sible reconstrucción, en 1945 se decide vender el edificio, siendo convertido en Cine Alarcón y posteriormente en restaurante). También el convento de las Clarisas fue saqueado y en parte destruido, así como la iglesia parroquial, la ermita del Cristo de la Salud, que fue reducida a escombros, la capilla de San Nicolás, profanada, y las casas de los Padres Paúles, que acabaron con graves destrozos.

Caballería del Coronel Monasterio en Valdemoro.

A finales del mes de octubre de 1936 las fuerzas sublevadas se aproximan a Madrid, bajo el mando del general Varela. El 15 de octubre el Ejercito del Tajo inició la ofensiva con el grueso de las fuerzas desde la zona de Toledo, con el objetivo de apoderarse de Madrid. Al general de ingenieros Carlos Masquelet se le ordena la construcción de una serie de líneas fortificadas en torno a Madrid.

El 20 de octubre, el Ejército Nacional prosiguió el avance, de forma simultánea, por las carreteras de Extremadura, Toledo y Andalucía. En el sector de la primera, Yagüe trataba de tomar Navalcarnero. Por la segunda, Barrón debía ocupar Griñón. Y por la tercera, Monasterio debía atacar Valdemoro.

El 21 de octubre ocupan Navalcarnero y pocos días después Illescas, Griñón, Brunete y Valdemoro. Así, mediante una maniobra envolvente, Yagüe se hizo con el importante nudo de comunicaciones de Navalcarnero, mientras que Barrón y Monasterio convergieron el 27 sobre Torrejón de Velasco y Griñón sin encontrar mucha resistencia, después de las enconadas luchas en torno a Illescas.

La Columna Monasterio en la Plaz de Torrejón de Velasco (27-0ct-1936)

El contraataque se efectuó con dos masas de maniobra. El punto de partida de las fuerzas mandadas por Líster debió de ubicarse en las inmediaciones de las posiciones documentadas en torno a Puente Largo del Jarama. Siendo denominado, desde entonces, el grupo de carros T26B (era el carro ligero más potente y sofisticado del momento), Agrupación de Carros Aranjuez. Una de las fuerzas se dividía en tres columnas: la primera, mandada por Modesto iniciaría el ataque por Humanes y Griñón; la segunda, al cargo del Comandante Fernández Cavada, atacó Parla y Torrejón de la Calzada; y la tercera, dirigida por el Comandante Bueno, acometería Valdemoro y Torrejón de Velasco.


El primer objetivo del contraataque era Esquivias. Este pueblo no tenía prácticamente defensa, ante la vastedad del territorio bajo el mando del Coronel Monasterio y lo escaso de sus efectivos. Los carros asignados a Líster, mandados por el comandante ruso Paul Maisevich Arman, se adelantaron demasiado a la infantería, rodeando Seseña y dirigiéndose a Esquivias, pero al verse aislados regresaron a Seseña, que creían ya ocupada (29 de octubre de 1936), quedando atrapados en sus callejuelas.

Tanque T26B en el ataque republicano de Seseña
 
En unos pocos minutos el pueblo queda reducido ante un absoluto poder de las nuevas armas de la República. Nada se resiste al cañón del T-26. Es un paseo militar, los moros y los legionarios nada pueden hacer ante el avance de los tanques de la República, que cortan el frente como un cuchillo caliente la mantequilla, profundizando varios kilómetros en dirección a Esquivias. Allí se encontraba concentrada la caballería mora de Monasterio, que va cayendo hombre a hombre contra los tanques.

Tal es la euforia, que los tanquistas olvidan que su misión es abrir el frente para que pase la 1ª Brigada Mixta que conduce Enrique Lister con base en Valdemoro, tras ellos, ya muy retrasada, incapaz de seguir el rápido avance blindado.

La brecha abierta por el propio Arman en el frente enemigo, la tiene ahora a su espalda. Los moros aprenden que con una botella de gasolina y un trapo, lanzado a las ruedas, se funden los rodillos de goma que arrastran las cadenas. Después abrasan a sus ocupantes lanzando las botellas al interior de los tanques e impidiendo que nadie salga al exterior (primer antecedente del luego famoso Cóctel Molotov).

La infantería de Lister, al perder de vista los tanques, debe batirse casi cuerpo a cuerpo en Seseña, en unas líneas recompuestas disciplinadamente por el ejército nacionalista. El resultado fue que se perdió el veinte por ciento de los T-26 y que el objetivo principal, Seseña, no fue tomado.

 
Yuncos (Toledo) - Las fuerzas franquistas reparan los tanques capturados a los republicanos.

Tras el combate, la 1ª Brigada Mixta de Lister sigue dando batalla al flanco derecho de las divisiones de Varela en su furioso camino a Madrid. Se producirían enfrentamientos entre Seseña y Valdemoro para finalmente retroceder y ocupar la linea de la carretera de Madrid a Cádiz.

Por otra parte, la posición del Camino Alto de Valdemoro a Seseña, línea de trincheras excavada al borde de esta vía, en el límite del término municipal de Valdemoro con Seseña.

Trinchera nacional excavada en el sur de los Cerros de Espartinas, Valdemoro.

(Esta trinchera se excavó en enero de 2008 con motivo de la realización de un camino de servicio del trazado de la línea de alta velocidad Madrid-Levante, en el tramo Torrejón de Velasco -Seseña, en el término municipal de Valdemoro, justo en su límite sur con el toledano de Seseña.
Por la procedencia de la munición encontrada, así como por la ubicación de la trinchera, controlando la llanura previa al Jarama, por donde discurren la carretera de Andalucía y la vía férrea que sale de Madrid con dirección a La Mancha y Andalucía, se trata de una línea de trinchera nacional, que defendería el flanco izquierdo del dispositivo atacante de Varela, y que serviría como retaguardia en la Batalla del Jarama. Desde esta posición, se batiría el avance de las tropas republicanas por la tierra de nadie, hacia el pueblo de Seseña, en los contraataques del 29 de octubre y el 3 de noviembre de 1936.)

Fotografía aérea de la posición de las trincheras de la Guerra Civil (Valdemoro).

En la jornada del 30 de octubre, la acción principal se trasladó al extremo norte del dispositivo bélico, donde las tropas de Yagüe se apoderaron de Brunete y Sevilla la Nueva. Un día después, en el extremo contrario, Barrón y Monasterio se adueñan de Parla y Valdemoro.

Finalmente, el 2 de noviembre, en una acción conjunta, alcanzan la línea Móstoles-Fuenlabrada-Pinto. La respuesta republicana supuso el lanzamiento de un nuevo contraataque en el mismo flanco oriental de Varela, en el que intervienen otros 40 T-26B y dos trenes blindados. Así, de las posiciones de Puente Largo del Jarama, salió una columna, al mando de Burillo, que se dirigió a Valdemoro y Torrejón de Velasco, con un ataque secundario a Seseña.
En los días sucesivos alcanzan Alcorcón, Getafe y Leganés, convirtiendo a Villaverde en el escenario de un combate sin cuartel. Por la carretera de Toledo avanzaba la columna del teniente coronel Tella, y por la carretera de Andalucía la del coronel Monasterio.

Grupo de combatientes republicanos - Valdemoro - Invierno de 1937

A mediados de enero de 1937 ambos bandos eran conscientes de la importancia de la carretera de Madrid-Valencia.

El ejército nacionalista empezó a concentrar con rapidez las tropas de la División Reforzada del Centro, al sur de la Comunidad de Madrid, en las localidades de Torrejón de Velasco, Torrejón de la Calzada, Esquivias y Seseña. A partir del 15 de enero el general Orgaz consiguió reunir alrededor de 20.000 hombres, unidades de sobrada experiencia, cuya fuerza de choque estaba constituida fundamentalmente por moros y legionarios. El día 23 de enero ya estaban en su punto de partida (Pinto y Valdemoro) las unidades que debían iniciar la Batalla del Jarama.

Trinchera en el cerro de los Ángeles

Las tropas republicanas tomaron las posiciones del Cerro de los Ángeles el 19 de enero, con el objetivo de mover las líneas defensivas desde Villaverde al otro lado del Manzanares. Los planes de ataque se ralentizaron por diversos motivos, por lo que cinco brigadas se acantonaron en el eje norte-sur que constituía la carretera de Andalucía, en Pinto y Valdemoro. A mediados de febrero, cuatro de estas brigadas se dispusieron para atacar, mientras que una quedaba en reserva. La brigada del coronel Rada fue la primera en iniciar el avance, ocupando diversas cotas dominantes entre la carretera de Andalucía y la confluencia de Manzanares y Jarama, entre ellas Los Yesares.

Los combates más intensos en el flanco norte del avance franquista se concentraron principalmente en los parajes de La Marañosa y Coberteras, mientras que la zona de Los Yesares sufrió bombardeos de artillería y protagonizó alguna “descubierta” de las tropas en dirección norte pero de nula repercusión.

El conjunto de fortificaciones de Los Yesares, en Pinto, se corresponde con la posición “Vega Baja” perteneciente al VI núcleo de resistencia denominado “Centro de resistencia Cerro de los Ángeles”, que fue ocupado hasta final de la guerra por las tropas de la División 18.

En el mes de febrero del año 1.937 se libró la más cruenta de las batallas que hasta la fecha había tenido lugar en la Guerra Civil Española: La Batalla del Jarama; debido a la inusitada violencia de sus combates y la gran cantidad de efectivos puestos en liza por ambos bandos.

Mapa Batalla del Jarama 2ª-Fase

La República se esfuerza en reclutar, partiendo de cero, unas fuerzas armadas que sean capaces de contener el frenético avance. Las Brigadas Internacionales, estuvieron formadas por varios miles de voluntarios (unos 35.000, a lo largo de una guerra civil internacionalizada). Británicos, franceses, belgas, estadounidenses, canadienses, cubanos, italianos, alemanes, austriacos, balcánicos y un buen número de otras nacionalidades, acudieron desde su lugar de origen.

Veinte mil soldados, compuestos por moros, legionarios, falangistas y requetés; agrupados en torno a cinco brigadas, se concentran en Pinto y Valdemoro. Al mando del general Varela, bajo la supervisión del general Orgaz, tenían marcado como objetivo estratégico aislar la capital, tras un rápido avance por la altiplanicie extendida entre los pueblos de Arganda y Morata, para cortar la carretera de Valencia.

Desde Pinto y Valdemoro cuatro Brigadas parten, y una quinta, la de Barrón, queda en segundo escalón, en la reserva. El terreno embarrado por las lluvias de días atrás, no favorece en absoluto la marcha.

Rada sale de Pinto en el ala norte en dirección a La Marañosa. Sáenz de Buruaga sale también de Pinto siguiendo el eje central del ataque. Asensio sale de Valdemoro en el ala sur en dirección a San Martín de la Vega. García Escámez sale de Valdemoro en dirección a Ciempozuelos, apartándose del resto. Barrón queda de reserva en Pinto.

Antes del inicio de la batalla en el Jarama, los republicanos planeaban una ofensiva para aislar a las fuerzas enemigas, de la División Reforzada de Madrid. Pero la mejor organización del ejército nacionalista se les anticipó, asestando un imprevisto y duro golpe a las vanguardias. Tras sufrir varias demoras, debido al temporal de lluvias, el día 6 de febrero de 1.937 se dio comienzo a la Batalla y la mayoría de unidades republicanas desplegadas entre La Marañosa y Ciempozuelos sucumbieron, desbordadas por un incesante diluvio de sangre y fuego.

En el bando franquista, hombres y caballos se hundían en el fango, y la artillería se quedaba atascada en los campos. Y así, los republicanos siguieron esperando hasta la llegada de un mejor clima con el mes de febrero. Cuya tregua climatológica dio un respiro a ambos bandos.
Tras la contraorden del día 5, cuando se ordena regresar a las Brigadas a su base de partida apenas iniciada la marcha, el día 6 de febrero de 1937 dejó de llover. Orgaz y Varela lanzan entonces nueva orden de inicio de las operaciones.

Posición nacionalista con nido de ametralladoras.

Durante las noches de los días 11 y 12 de febrero, las tropas indígenas africanas rompen los cerrojos del Jarama. Con la toma de los puentes del Pindoque y de San Martín sobre este río, la Batalla del Jarama adquiere su nombre en plenitud.

Barranco de la Colina del Suicidio, con el Valle del Jarama al fondo

Una vez atravesado el Jarama, tropas de Regulares y de La Legión se esfuerzan por ascender rápidamente a la altiplanicie entre Arganda y Morata. Se sucederán épicos y luctuosos episodios como el que protagoniza el batallón inglés, British, en la Colina del Suicidio.

El día 14, el “día triste del Jarama”, tras celebrar un consejo militar en la Casa de Gózquez, donde Orgaz tiene instalado su Cuartel General, se decide poner fin a la ofensiva y pasar a la defensa fortificando las posiciones alcanzadas. La carencia de unidades de reserva en esos momentos era ya absoluta.

Fuertemente desgastadas, las tropas de Orgaz y Varela se deben limitar a defender encarnizadamente la cabeza de puente conseguida al otro lado del Jarama. Los republicanos pretenden al menos, arrebatar al enemigo las posiciones más estratégicas y se marcan como objetivos en primer término, los cerros de La Marañosa y el Espolón de Vaciamadrid, a fin de cortar el avituallamiento a las vanguardias enemigas de Valparaíso, Casa de la Radio y el Pingarrón, cubriéndose de nuevo el valle del Manzanares de metralla y muerte, las jornadas del 16 y el 17.

Trinchera republicana con puesto de tirador y aspillera bien conservada, en la orilla derecha del Manzanares, 
frente a posiciones del C.R. VII – Coberteras

La batalla se da por concluida el 27 de febrero. Al alcanzar la confluencia de los ríos Manzanares y Jarama, el ejército rebelde ya tiene a tiro de fusil la carretera de Valencia desde las estratégicas cumbres del Espolón de Vaciamadrid. La República tiene que replantear las vías de abastecimiento de Madrid por carreteras secundarias e inclusive dar marcha al proyecto ferroviario de la Vía Negrín, por la pérdida de la línea férrea entre Aranjuez y Villaverde Bajo.

Trinchera con milicianos del Batallón Murcia - Puente Largo del Jarama - Aranjuez.

La guerra civil no concluiría hasta el 1 de abril de 1939 con el último parte de guerra firmado por Francisco Franco, declarando su victoria y estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte, el 20 de noviembre de 1975

La Guerra Civil constituyó, sin duda, un momento de infle­xión en su historia por los daños causados. Tras la Guerra el Ayuntamiento de Valdemoro procede con urgencia a reparar los edificios públicos destruidos o dañados en la contienda y establece ayudas a los agricultores.



«La guerra es traición y odio, torpezas de generales ineptos, tortura y muerte, náusea y cansancio, y cuando todo ha terminado, lo único que quedan son nuevos desalientos y nuevos odios».

Escrito homenaje y recordatorio en la parroquia de San José de Pinto (en su día Hospital de Sangre)




Fuentes principales:
  • La Batalla de Madrid (1936-39). Excavaciones en las defensas de la capital - F.J. López Fraile, , J. Morín de Pablos, A. Rodríguez Fernández
  • La guerra civil española y sus efectos en la iglesia 
  • TomoXIII_Valdemoro_3_1

Música: "Madre anoche en las trincheras" - Bruma Folk | "Mi amigo Jose´"