Fernando III y los 42 mojones entre Pinto y Valdemoro



Entre Pinto y Valdemoro apenas discurre un tramo de la autovía A-4 de 7 kilómetros entre unos campos en los que figuradamente se agolpan todos los indecisos, vacilantes o medio borrachos , según la definición de esta frase hecha de la Real Academia Española.

Ni siquiera hay rastro de ningún riachuelo que corrobore el relato más conocido sobre el origen de esta famosa expresión. Según la versión popular, un borracho de Pinto que se encontraba por estos parajes empezó a bailotear y a saltar a uno y otro lado del regato gritando «ahora estoy en Pinto» , «ahora en Valdemoro» hasta que al final tropezó y cayó al río diciendo: «Ahora estoy entre Pinto y Valdemoro».


«No pondría yo la mano en el fuego para testificar la existencia del tumbacuartillos del cuento», subrayaba Jaime Campmany en 1993 en su artículo sobre el « El Quid de unos dichos », donde apuntaba otra de las versiones que relacionan esta expresión con el refrán «Vino tinto, si no lo hay de Valdemoro, démelo Pinto».

Siglos atrás debieron ser los caldos de estas dos localidades habituales en las tabernas madrileñas, explica Gregorio Doval en «Del hecho al dicho» antes de añadir que «hay quien afirma que lo que hubo entre estas dos localidades fue un asilo de dementes, y que la expresión equivalía, originalmente, a "estar loco"»


Lo que sí hubo en la linde entre Pinto y Valdemoro fueron 42 mojones colocados por orden de Fernando III el Santo (1199-1252) para delimitar la línea divisoria de Madrid y Segovia. «Durante largo tiempo la aldea de Pinto es objeto de disputas territoriales entre el obispo de Palencia y las ciudades y tierras de Segovia y Ávila con Madrid; unos contenciosos que dan lugar a las intervenciones de distintos monarcas con los consiguientes deslindes, uno de los cuales tiene que ver, probablemente, con la popular frase de " Entre Pinto y Valdemoro "».

Alfonso VII

Alfonso VII fue el primero en ordenar estos deslindes entre ambas poblaciones en 1184, mandato que sería ratificado posteriormente por el rey Alfonso VIII en un documento de fecha 20 de julio de 1208, estableciendo los límites de los concejos de Segovia y Madrid, confirmado posteriormente por otro documento, de fecha 12 de diciembre de 1208, en el que establece los límites fronterizos entre Madrid, Toledo y Segovia, con el fin de garantizar la comunicación de Segovia a través de la cañada de Alcorcón, que a su vez cruzaba Pinto por lo que hoy se llama calle Real. Pero el problema no se resolvió, ya que Segovia y Madrid seguían la disputa.

Fernando III

Finalmente, el 20 de junio de 1239, el conflicto obliga al rey Fernando III el Santo a intervenir y dictar un Privilegio en San Esteban de Gormaz, cuyo documento original se encuentra en el Archivo General de la Villa de Madrid y que se reproduce en el presente artículo, y asigna Pinto a Madrid y Valdemoro a Segovia y ordena colocar 42 mojones para señalar el deslinde.


«Queriendo departir contienda, é baraja grande que era entre ellos, departíles los términos por estos lugares que esta carta dice, y puse y fice estos mojones: el primer mojón fue este cerca de la atalaya asomantes de geles, el segundo mojon a la renconadilla que está á Palomero...», 

escribe el monarca fijando uno a uno los 42 hitos entre ambas localidades para limitar Madrid y Segovia.


El mismo Fernando III supervisó personalmente la colocación de los mojones que marcaban el deslinde entre ambas provincias, alojándose entre los dos pueblos, en la Casa de Postas situada en aquel lugar y aprovechando, de paso, la degustación de los quesos y vinos que por aquel entonces eran famosos y su deseo de no desairar a ninguno de los dos, que competían por ser sus anfitriones ofreciéndole los mejores caldos y viandas. Por esa razón, cuando alguien preguntaba en la Corte de Madrid dónde estaba el rey, los cortesanos contestaban «Fernando III optó por comer con los representantes de las dos villas "entre Pinto y Valdemoro"», lo que con probabilidad dio origen a la famosa frase

Para Margarita Candón y Elena Bonnet, autoras de «A buen entendedor...», el origen del dicho se remontaría a la convivencia entre musulmanes y cristianos en época de la Reconquista. Señalan éstas que Pinto fue conquistada por los cristianos antes que Valdemoro y que en esta época surgiría la expresión, aunque el arroyuelo al que se refieren como frontera no aparece en los mapas y Pinto fue conquistada en el mismo año 1083 en el que datan la toma de Valdemoro.



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