Valdemoro del siglo XI al XV


Alfonso VI de León

Su toponímico ha proporcionado diversas teorías, poco consistentes, sobre el nacimiento de la villa. Lo más probable es que provenga de la política repobladora posterior a la Reconquista, aunque el término estaría seguramente poblado en época musulmana, como parecen indicar diversos restos localizados cerca del núcleo urbano.

Alfonso VIII de Castilla

Tras la reconquista de la zona a finales del siglo XI por Alfonso VI se produce una donación del término de Valdemoro a la Ciudad y Tierra de Segovia, por lo tanto, los primeros pobladores de este territorio serían segovianos. En 1208 Alfonso VIII, en la donación de Bayona (Titulcia en la actualidad) a Segovia, otorga a dicha ciudad la cañada de Alcorcón a Valdemoro.

Fernando III el Santo

En 1239 Fernando III acude a Valdemoro ante el litigio entre Madrid y Segovia por una serie de términos entre los que se encon­traba dicho lugar perteneciente a Segovia, junto a Seseña, Gózquez, San Esteban y Alvende, más otros de Madrid. Se amojonaron dichos términos y Valdemoro siguió en la jurisdicción de Segovia, confirmada en 1273 por Alfonso X. Su impor­tancia dentro de las posesiones de la ciudad segoviana en la Transierra la convierte en cabeza de sexmo, el denominado sexmo de Valdemoro. 

Alfonso X el Sabio

A comienzos del siglo XIV, en 1300, es elevada a villa de por sí, pero en 1314 el infante D. Juan Manuel dona las rentas y tributos reales de la aldea de Valdemoro, los mismos que poseía el rey Fernando IV, pasando a formar parte de los beneficios de la Orden de Calatrava. De nuevo mudó de manos, pues en 1344 Alfonso XI cambió Bayona y Valdemoro, con Capilla, por otros tres términos. Seis años más tarde el Adelantado Mayor de Castilla D. Hernán Pérez de Portocarrero, también llamado Juan Puerto Carrero, paga a Alfonso XI 180.000 mrs. para comprarle Pinto, Valdemoro y Morata, constituyéndose en el primer señor de Valdemoro. 

Alfonso XI el Justiciero

Se le eximió a la población a finales del siglo XIV del pago de diversos impuestos, haciéndose de nuevo villa de por si y donada a los arzobispos de Toledo como villa do abadengo (sólo con su término, quedando el resto del sexmo bajo la jurisdicción segoviana), confirmado en 1393 por Enrique III, con los mismos privilegios anteriores, y en 1552 por Carlos I. 

Enrique III de Castilla

El crecimiento de Valdemoro posibilitó, como hemos visto, convertirse en cabeza del sexmo homónimo y experimentar durante el siglo XIV un desarrollo económico generado por la obten­ción del villazgo, su ubicación en el camino real y la agricultura de cereal y viñedos, situación amenazada por los territorios circundantes: a la creación de Ciempozuelos a mediados del siglo XV con 60 pobladores de Valdemoro y otras partes hay que añadir la reducción de su término municipal, que se extendía hasta las riberas del Jarama, hechos que produjeron diversos ataques de los vecinos de la villa a dicho lugar de Ciempozuelos, además, los nuevos pobladores segovianos de los distintos quiñones y la presión de sus ganados y reducción de pastos provo­caron numerosos conflictos de Valdemoro en sus antiguos territorios (todavía llamados el sexmo de Valdemoro), apoyado por su nuevo señor, el arzobispo de Toledo, obteniendo sentencias favo­rables frente a Segovia en 1449, ratificadas en 1483, y sosteniendo pleitos en 1328, 1379 y 1420. En esta fecha de 1449 constituye una comunidad de pastos con Chinchón, Morata, Ciempozuelos, San Martin de la Vega, Seseña, Bayona (Titulcia) y Valdelaguna.

Durante el siglo XV se procedió a la venta de un importante conjunto de bienes pertene­cientes a los vecinos de Valdemoro por personas exentas de pechar (privilegio de no pagar tributos ni impuestos), disminuyendo los ingresos del Arzobispo de Toledo, que obligó en 1464 a limitar la venta de los bienes raíces de esta villa sólo a vecinos moradores y pecheros.

A pesar de estas continuas transferencias de propiedad y reducción de su término, Valdemoro era una villa rica debido a sus cosechas y pastos, lo que incitó a Isabel la Católica a solicitar cereales y vino para sus tropas a dicha villa en 1482.

Isabel la Católica









Música: Guillaume de Machaut: La Messe de Nostre Dame – Kyrie


La ocupación romana en Valdemoro


Imagen de portada del libro "Vides Monumenta Veterum - Madrid y su entorno en la época romana"
MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL

El vicus altoimperial
De la Ermita de Santiago.

En torno al siglo I y II d. C rondando el inicio de nues­tra era y aprovechando las ventajas ambientales y de geolocalización de lo que más tarde fue el paraje de la Ermita de Santiago se asentó un Vicus o zona de pro­ducción en ese emplazamiento, que mantenía su impor­tancia desde época prerromana (carpetana), de la que únicamente tenemos testimonios materiales cerámicos.

Se trata, hasta el momento, del mayor recurso arqueológico con que cuenta Valdemoro, del que sólo conocemos parte de su planta, puesto que no se ha llegado a excavar, y únicamente se ha realizado una limpieza inicial para valorar su entidad y potencialidad histórica, conservándose cubierta y protegida, como una "reserva arqueológica".

El vicus o aldea de Ermita de Santiago estaría forma­do por varias casas, con cimentaciones de zócalos de piedras, alzados de adobe y cubierta de tejas, divididas en varias estancias, con posibles espacios dedicados tanto a la agricultura y ganadería, como a actividades artesanales y/o industriales, como son la producción alfarera, de vino o aceite. Este emplazamiento mantuvo su pujanza hasta finales del siglo III, favorecido posi­blemente por su envidiable situación geográfica, junto a una vía de comunicación y próximo a una importante zona productora de sal (Salinas de Espartinas) que ha­ría que se mantuviera, incluso en su época de decaden­cia, hasta finales del siglo V.

Una zona industrial en una de las vías de comunicación de época romana. Hornos cerámicos, hornos de cal y áreas de procesado de materias primas. Un emporio comercial y productivo en torno al Arroyo de la Cañada.

Pileta para el procesado de vino y/o aceite

El vicus de la Ermita de Santiago desarrolló un un importante despliegue económico asociado a la producción de los elementos agrícolas e industriales constituyendo una importante área de producción tanto de materiales constructivos (cal), como de fabricación cerámica y de produc­tos agroalimentarios, como el vino y el aceite.

Se han identificado varias estructuras desti­nadas a la elaboración de vino y/o aceite, docu­mentándose, un torcularium, con la localización de varias piletas o plataformas de prensado y estancias en las que se cocía, salaba y perfu­maba el mosto. Igualmente hay evidencias de la existencia de varios hornos cerámicos, así como de áreas de vertidos de desechos de actividades alfareras, que demuestran la fabricación de vasijas en el yacimiento y posible comercio y/o intercambio con otras zonas de la península, como lo demuestran los sellos de térra Sigillata procedentes de talleres cerámicos de La Rioja hallados en el enclave.
Por otro lado, se han localizado hasta tres hornos de cal. La cal era uno de los materiales más importantes y trascendentes en el mundo romano. La existencia de los hornos de cal y la producción de elementos asociados a la cons­trucción es una actividad que resurgió a partir del mundo moderno, más de diez siglos después, y ha sido una de las principales actividades productivas de Valdemoro hasta casi entrado el último milenio.

Detalle del acceso a otro de los hornos de cal. Ermita de Santiago

De vicus a domus
La decadencia de la Ermita de Santiago a partir del siglo IV d.C.

Tras la crisis económica del siglo III después de Cristo, el modelo de producción centralizado cambia y se tiende a una diseminación de la actividad. Los grandes centros de producción dejan de ejercer un control territorial amplio y se establecen pequeñas ocu­paciones de menor intensidad. En Valdemoro, además de los restos romanos de la Ermita de Santiago, se han identificado restos de este periodo (siglos IV-V d. C) en El Colegio.

En el yacimiento de la Ermita de Santiago el vicus entra en decadencia, reduciéndose el tamaño de la ocupación y de la producción industrial. Tan solo quedan restos de actividad alfarera, que se mantiene tímidamente. Así, del gran vicus pasamos a una pequeña domus o casa donde, no obstante, siguen manteniéndose los cánones de comodidad y lujo delas residencias romanas. El edificio estaba organizado en torno a un atrio central o patio con un impluvium central (estanque cuadrangular donde se recogía el agua de lluvia) al que se abren una serie de estancias cuadrangulares, decoradas con pintura mural. Este tipo de estructuras comienzan a ser abundantes en el entorno rural de la meseta. En Pinto hay un enclave parecido en el yacimiento de la Indiana. Las áreas destinadas a la producción artesanal se desgajan de la zona doméstica y comienzan a aparecer, junto a la domus, pequeñas cabañas donde residen los operarios de la zona artesanal y agrícola.
La domus se abandonó de una forma rápida, como consecuencia de la inestabilidad económica generada por las invasiones bárbaras, que acentuaron la decadencia de la vía de comunicación como ruta comercial y se transformó en vía de penetración de los invasores.

Yacimiento Ermita de Santiago



Música: en la antigua roma

Fuente: Exposición Antes de Vallem Maurii 2019