En 1891, el médico y cronista Anastasio de la Calle -al que debemos en Valdemoro ese magnífico cartel pseudopalindrómico «Calle doctor La Calle»- intentaba explicar las razones de la afluencia de tantas celebridades en el verano:
El 11 de noviembre de 1914, el periódico La Región publicaba un artículo en el que decía:
«Valdemoro, por su proximidad a la capital de España, por los Colegios de la Guardia Civil… porque fue y es albergador de hombres ilustres, por el nombre y los títulos de sus primeros contribuyentes, tanto en lo territorial como en lo urbano, por las personalidades que le visitan constantemente, no es un poblacho. Es un pueblo muy importante, digno de cabeza de más relieve, de más ilustración y mayor posición social.»
En esos años, se crearon tertulias, encuentros y veladas, eran numerosas las representaciones teatrales y prosperaron las «sociedades de recreo». En 1892 se fundó el casino El Círculo de la Amistad pero enseguida coincidieron muchos más como El Círculo del Progreso, La Flor, El Recreo y El Círculo de la Unión.
De entre las personalidades que vivían o veraneaban en Valdemoro en esos años, encontramos al periodista León Carbonero y Sol, al escritor Manuel Carbonero y Sol y Merás, autor de un libro con un título que promete por lo exhaustivo: Fin funesto de los perseguidores y enemigos de la iglesia desde Herodes el Grande hasta nuestros días (1875); se encuentra en esta lista de personalidades, también, Luis Cortés Suaña, taquígrafo, autor dramático, periodista y director del diario de sesiones del Senado; el prolífico libretista de zarzuelas Manuel Fernández de la Puente; el escritor de obras de tema administrativo Ramón López Borreguero, autor de otro título de vigente actualidad: Ligera indicación sobre la ruina de la Hacienda pública y su remedio (1873). También el arquitecto y filántropo Mariano de Lázaro, el ministro plenipotenciario Fernando Osorio y Elola, marido de Estrella de Elola y Folgueira.
Manuel Bretón de los Herreros también vivió en la localidad. Dramaturgo, poeta y periodista, nació en Quel, La Rioja, en 1796. Fue también miembro de la Real Academia de la Lengua Española -además de secretario perpetuo- bibliotecario de la Biblioteca Nacional y director de la Imprenta Nacional. Se alistó voluntario en la guerra de la Independencia y fue soldado durante diez años. Se cree que su carrera militar no prosperó debido a sus ideas liberales – llegó a luchar contra los Cien Mil Hijos de San Luis-. En su comedia en un acto Medidas extraordinarias o Los parientes de mi mujer, uno de los personajes de Bretón pide permiso para sentarse porque ha llegado caminando a Madrid desde Valdemoro. Murió en 1873.
Luis Mariano de Larra y Wetoret escribía así en una carta a un amigo en 1870, cuando decidió venir a vivir a Valdemoro:
«Hastiado de la corte política y literaria de España hace mucho tiempo, decidí levantar mi casa y venir a sentar mis reales y a emplearlos en este rincón pacífico que no envidia por la paz y el silencio a los profundos desiertos del África. Con todo el capital que en 17 años de trabajo incesante logré reunir, lo he empleado en la para mí deliciosa posesión que he construido y la única renta que me proporciona es la tranquilidad con que vivo, la libertad con que trabajo, la quietud egoísta en que vegeto y la salud y alegría de mis hijos.»
Sus dos hijos, Luis de Larra y Ossorio y Mariano de Larra y Ossorio, siguieron la tradición familiar de la escritura y también continuaron su vinculación con Valdemoro. Luis de Larra escribió casi un centenar de obras. A pesar de sus constantes giras, siempre encontraba muchos momentos para disfrutar de sus amigos y parientes en su finca familiar de Valdemoro. Mariano de Larra, además de escritor de obras de teatro, fue un actor muy admirado en España y en Cuba, donde recibió el encargo de dirigir el prestigioso teatro Albisú. Murió en Valdemoro en 1926.
Pedro Antonio de Alarcón, cuyo nombre completo era Pedro Antonio Joaquín Melitón de Alarcón y Ariza- nació en Guadix, Granada, en 1833 y murió en 1891 en Valdemoro, donde vivió una buena parte de su vida. Además de una rica vida periodística y literaria, el autor de El sombrero de tres picos, fue consejero de Estado con Alfonso XII en 1875. Fue también diputado, senador y embajador en Noruega y en Suecia. Además fue académico de la Real Academia de la Lengua Española desde 1877.
Hola Gonzalo. Soy el padre Santiago, nuevo en la parroquia de la Asunción. Como te comenté estoy muy interesado en los temas históricos del pueblo. ¿Me podrías mandar tu mail para tenerte localizado? Gracias. Un saludo.
ResponderEliminarMi mail: santiagogarlocaldo@gmail.com
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