La evolución económica de Valdemoro (ss XVIII - XX)


Pedro López de Lerena Cuenca

Conde de Campomanes

Durante el setecientos, con el fin de paliar la precaria situación, fue beneficiario de dos grandes proyectos industriales: uno en 1712, mediante la fundación de una fábrica de tejidos por un prócer de la localidad, D. José Aguado Correa, y otro en 1785, gracias al empeño de D. Pedro López de Lerena, ministro de Hacienda y natural de Valdemoro, consistente en revitalizar la antigua fábrica de Correa por medio de la Compañía de Lonjistas de Madrid. Lerena había promovido esta empresa motivado quizá por las doctrinas de su contemporáneo, el Conde de Campomanes, defensor a ultranza del restablecimiento industrial de los pueblos y apesadumbrado por la decadencia financiera de sus paisanos, dedicados únicamente a las escasas e improductivas labores agrarias.

Carlos III

Merced a las Reales Cédulas emitidas por Carlos III, el 20 de diciembre de 1785 y el 11 de septiembre de 1787, se puso en marcha una nueva industria textil especializada en la fabricación de medias, gorros, guantes, cintería y listonería. La manufactura recibió un gran impulso en el comienzo, sus instalaciones demandaban mano de obra artesana al menos en veinte pueblos de los alrededores, además, contaba con almacenes asociados en Madrid, Medina de Rioseco, La Coruña, Aranjuez, Toledo, Sevilla y Cádiz. Mas, pese a los esfuerzos del ministerio en conseguir el beneplácito real y de la importante inversión realizada por la Compañía de Lonjistas materializada en la compra de utensilios valorados en tres millones de reales, no se obtuvo el resultado esperado y la economía local fue cayendo en un declive cada vez más acusado.

Los desastres de la guerra de Goya

La primera contienda bélica contemporánea, la Guerra de la Independencia, ocasionó una gran ruina en la localidad, tanto a nivel material como de bajas humanas. Las cifras demográficas más cercanas al conflicto que se pueden consultar indican una ligera variación en el número de habitantes, teniendo en cuenta la distancia de ambas con los puntos álgidos del enfrentamiento: el censo de Floridablanca, efectuado en 1786, cifra la población valdemoreña en 1.984 habitantes, años después de finalizar la invasión francesa, en 1828, se podían contabilizar 1.826 residentes. El debilitamiento económico generalizado, junto a los desastres de la posguerra, serían causas suficientes para ralentizar el proceso de recuperación.

Plano del núcleo urbano de Valdemoro 1890

El municipio de Valdemoro llegaba al siglo XIX inmerso en una profunda crisis económica que venía padeciendo ya desde la segunda mitad de la centuria anterior. Su economía se había basado, durante todo el Antiguo Régimen, en la producción agraria, extenuada a finales de la Edad Moderna debido a la falta de inversiones y al agotamiento de los terrenos. Unido al cultivo de cereales, vid y olivo se situaban las pequeñas explotaciones de yeso, de rendimiento variable.

Los fracasos empresariales del siglo XVIII dieron paso, en el XIX, a nuevos intentos de pequeños empresarios encaminados a establecer industrias de diverso tipo, con el propósito de contribuir a paliar la baja productividad obtenida en las explotaciones agropecuarias. Fábricas de jabón y lejía, de yeso mate (usado por los doradores), de cal o de cordelerías (aprovechando la materia prima del esparto, de gran abundancia en el término municipal), ayudaron a mejorar, en cierta medida, el precario nivel de vida de la población.

Javier de Burgos

Fernando VII

Con la ordenación territorial llevada a cabo por Javier de Burgos por mandato de Fernando VII, Valdemoro pasaba a formar parte de la recién creada provincia de Madrid en 1822. Los nuevos planteamientos políticos no repercutieron de forma proporcional a la mejora socio-económica y son continuas las peticiones a la Diputación Provincial en demanda de ayuda financiera. Los Libros de Acuerdos concejiles refieren de modo incesante solicitudes monetarias a fin de costear diferentes obras de interés público por no tener el consistorio recursos para ello, igualmente aparecen con cierta frecuencia alusiones al déficit constante del presupuesto municipal. Circunstancia que se veía agravada por las distintas epidemias de cólera producidas en la primera mitad del siglo, siendo de mayor virulencia la de 1834 y la de 1855, ésta última afectó al 16% de la población y provocó la muerte de 152 personas.

Estación de tren - Alzado principal edificio de viajeros 1926

La llegada del ferrocarril en 1851, en contra de un posible avance para el pueblo, como sucedió en otros lugares, no supuso sino una fuente añadida de conflictos con sus habitantes, motivo por el cual su desarrollo urbano se expandió en sentido contrario al camino de hierro, hacia el oeste del término municipal.
V. López y López de Lerena, A. de la Calle Hernández y R. Baíllo, cronistas que escribieron sobre Valdemoro en el último cuarto del siglo XIX, se hicieron eco del efecto negativo que significó el trazado ferroviario entre los pobladores:

“La población en general ha perdido mucho en su riqueza por falta del uso de la carretera de Valencia y Andalucía, consistiendo ésta sólo en sus cereales, viñas y olivares … con la proximidad del ferrocarril, hace que aún sea asiento y descanso de esclarecidos literatos y poetas (Sres. Larra, Zumel, Bretón de los Herreros, Nandin, Cánovas, Frau y otros personajes), de rectos magistrados, de consejeros entendidos y de hombres políticos y financieros…”
V.LÓPEZ Y LÓPEZ DE LERENA: Historia de la villa de Valdemoro, Madrid, 1875, pp. 36 y 37.

“Cuando iba en tendencia de levantar su riqueza con la ventajosa salida que proporcionaba a sus cereales y otros artículos de general consumo, el uso de la carretera de Andalucía y Valencia, vino el ferrocarril a matar su esperanza y a reducir esta riqueza casi exclusivamente a los rendimientos de sus cereales, viñas y olivares”
A. de la CALLE HERNÁDEZ: Op. cit., p. 16.

“La carretera general de Andalucía, que se construyó en tiempos de Carlos III, ha dado a Valdemoro mucha riqueza con la fácil salida de granos y el producto que diariamente se dejaba en sus paradores y posadas, donde diariamente pernoctaban infinidad de transeúntes y trajineros … el ferrocarril, en cambio, mató todas sus ilusiones, razón por la cual no es extraño que los valdemoreños fuesen tan refractarios a su instalación, y que se opusieran (¡triste error!) a que pasase más cerca del pueblo según el primer trazado. Es lo cierto que, desde que se puso en explotación la vía férrea, ha venido acentuándose en notable decadencia la villa de Valdemoro”
RAMÓN BAÍLLO.: Valdemoro, Madrid, 1891, p. 45.

Desde el mismo momento en que se iniciaron los trabajos preliminares, empezaron los problemas con agricultores y ganaderos por el perjuicio que representaba para ellos el paso de la vía por sus tierras. Perjuicio que se traducía en la imposibilidad de atravesarla para realizar sus labores al otro lado de la misma, así como la dificultad del tránsito pecuario que también sufría las molestias del ruido del tren.

 Las fuentes documentales relacionadas con el impacto del ferrocarril, conservadas en el Archivo Ferroviario, son abundantes y muestran multitud de altercados, latentes hasta bien avanzado el siglo XIX, disputas protagonizadas por los sectores económicos más afectados. Por un lado, aquellos que vivían de la agricultura y, por otro, los posaderos y mesoneros cuyos negocios se distribuían en los márgenes de la carretera de Andalucía y, como consecuencia del paso del tren por el término, vieron mermados considerablemente sus ingresos.

Sin embargo, no todo fueron inconvenientes, ya que el trazado de la vía muy pronto sería aprovechado por ciertos estratos de la sociedad en beneficio propio. Unos mediante la compra de grandes fincas de recreo situadas a ambos lados del camino hacia la estación y que, por consiguiente, les otorgaba un lugar privilegiado de esparcimiento, cercano a un medio de transporte rápido para sus frecuentes viajes a la capital. Otros, gracias al establecimiento de fábricas y negocios diversos, en terrenos inmediatos a las instalaciones ferroviarias, conseguían que sus productos tuvieran una distribución al exterior fácil y cómoda, con el consiguiente aumento de ganancias.

Una vez examinados los documentos, podemos constatar la puesta en funcionamiento de importantes empresas dedicadas a la extracción de piedra de yeso, tejares, bodegones y aparcamiento de tartanas destinadas a los viajeros, kioskos de refrescos, etc., muestras indudables del cambio experimentado por la población de Valdemoro a medida que el ingenio del ferrocarril fue confirmando su utilidad, hasta el punto de convertirse en un medio de transporte indispensable para los valdemoreños y así se comprueba en los libros de acuerdos concejiles correspondientes a las primeras décadas del siglo XX.

Vista aérea 1961

El emplazamiento de una gran factoría de productos asfálticos en una vasta extensión de superficie anexa al tendido férreo durante la década de los 60 ratificaba la creciente necesidad que tenían muchas empresas de contar con un medio de transporte para sus productos cercano, barato y ligero.

Pese a la progresiva transformación de mentalidad apreciada en los habitantes de la villa, la lejanía de la estación respecto al casco urbano (un kilómetro) y el impedimento que suponía atravesar la carretera nacional de Andalucía, eje vertebral del caserío, representaron obstáculos insalvables en el asentamiento de nuevos barrios cercanos al ferrocarril. Entre los años 40 y 50 se empieza a apreciar un ligero aumento demográfico, la lenta recuperación de la guerra civil y el establecimiento de las primeras manufacturas de muebles en el municipio hacen inevitable la construcción de viviendas para los recién llegados.

Es entonces cuando el Instituto Nacional de la Vivienda presenta un proyecto destinado a construir treinta y tres viviendas unifamiliares, en el camino de la Estación (sobre la Colonia, "Hermanos Miralles, queda pendiente un futuro y particular capítulo en este blog). Este proyecto,  que resulta novedoso pues hasta ahora se había desestimado la idea de residencia permanente en la zona. Mientras en el centro, norte y oeste de la población se iban edificando nuevos inmuebles de tipo colectivo, será el lustro de 1970 a 1975 el momento de renovado interés a cargo de promotoras inmobiliarias en los terrenos próximos a las vías del tren.

Núcleo urbano 1975

Edificio de telefónica años 70

Fábrica de Composan años 70





Fuentes:
María Jesús López Portero - Archivera Municipal de Valdemoro
La estación de Valdemoro en el trazado de Madrid-Aranjuez - Fuentes documentales para la Historia ferroviaria 

Música: Kyrie Eleison · Dan Gibson's Solitudes

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