Las fiestas de Nuestra Señora del Rosario tienen lugar en septiembre, siendo concrétamente el día 8 el día de la patrona. Su origen está ligado a la solemnidad religiosa de la Natividad de Nuestra Señora.
En un principio se conmemoró la festividad del Santísimo Rosario (primer domingo de octubre), pero a partir de la nueva fundación de la cofradía en 1698 determinaron que la fiesta principal tuviera lugar el día que la Iglesia celebra el misterio de la Natividad de la Virgen (8 de septiembre), cumpliéndose el artículo octavo de las reglas, aprobadas el 30 de mayo del mismo año. Norma que sigue realizándose en la actualidad.
La devoción a la Virgen del Rosario en el municipio de Valdemoro se remonta cinco siglos atrás y desde entonces sus habitantes se han preocupado por simultanear los actos devotos con divertimentos más profanos. Las cofradías encargadas de su culto se esforzaron con el fin de que su patrona consiguiera ser la más venerada y no escatimaron en gastos: un trono de plata y una carroza triunfal fueron las adquisiciones más importantes efectuadas en el siglo XVII para que la imagen procesionara por las calles más importantes de la localidad.
De igual modo que los devotos del Cristo de la Salud, los cofrades del Rosario, junto al recorrido procesional y otras funciones litúrgicas realizadas en su capilla (construida en 1602), comenzaron a incorporar actividades más mundanas destinadas a entretener al pueblo y también a conseguir beneficios añadidos para engrandecimiento de la imagen. Ya en el siglo XVII son frecuentes los documentos que nos hablan de luminarias, corridas de toros, comedias y danzas que muestran el interés de los valdemoreños por mantener una tradición y una devoción que se remontaba tiempo atrás.
Una crónica del siglo XIX describía la fastuosidad de la ceremonia, en la que participaban todas las hermandades, congregaciones y autoridades que discurrían por las calles principales ante la presencia de numeroso público, que contemplaba el paso de la imagen en la carroza iluminada con vistosos fanales y faroles que contribuían a darle mayor esplendor.
Las modas han cambiado mucho a lo largo de quinientos años, pero la esencia ha permanecido prácticamente inalterable. Cada septiembre, pocos días antes de comenzar el otoño, se siguen celebrando las fiestas del Rosario. Procesiones, fuegos de artificio (antiguas luminarias y pólvora), bailes (que han sustituido a las antiguas danzas ceremoniales) y actuaciones de todo tipo, acompañan a los vecinos de Valdemoro en la despedida del verano.
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