Mariano Adillo

Mariano, manchego de nacimiento, pero valdemoreño de adopción y corazón.


Mariano, el menor de 5 hermanos, nació en Huélamo (Cuenca). Su madre era panadera, su padre era el cartero del pueblo y antes había sido minero. La familia trabajaba las tierras que arrendaban. Mariano además de ayudar a su padre a repartir el correo, pasaba los veranos recolectando o ayudando con los forestales.

"El cartero es esa figura familiar en la que el vecino confía. El cartero era una de las figuras más importantes del pueblo. Ni mucho menos toda la gente sabía leer; yo he visto a mi padre leerle las cartas a la gente”


En 1973, con una beca del ejército ingresó, durante cinco años, en el Instituto Politécnico del Ejército en Carabanchel Alto, realizando tres de estudios de mecánica y dos de cabo primero.

Estando en el servicio militar, los fines de semana se acercaba a ver a su hermano, que era guardia civil en Valdemoro. 

"Era aproximadamente el año 1976, y Valdemoro era un pueblo muy pequeño, y eso a mí me gustó mucho. Había pasado varios años en la gran capital y casi había olvidado lo que eran las fiestas de los pueblos, las bandas musicales, etc. Llegar a Valdemoro supuso reencontrarme con todas estas cosas que había vivido desde pequeño. La música, el baile y las relaciones sociales le daban un toque de auténtico pueblo."

En ese tiempo conoció a Mari Carmen, su mujer, por lo que comenzó a visitar Valdemoro más a menudo.


Quizás por las añoranzas de su padre, el segundo año de servicio comenzó a prepararse las oposiciones para entrar en Correos.

Mariano empezó a trabajar de subalterno en Correos con solo 18 años, cargando las sacas con las cartas en la estación de Atocha. El 1982 consiguió su primer puesto como cartero en el distrito 21 de Madrid que comprendía las zonas de San Cristobal, Ciudad de los Ángeles y Villaverde -un distrito complicado en aquella época, donde le llegaron a atracar tres veces. Posteriormente, consiguió una plaza en Valdemoro, donde formó su familia y su vida.

"Repartía un tramo de la calle Grande, el Colegio de Guardias Jóvenes, Río Nilo, Brezo y las casas que hay en frente de la ermita. Cada día viajaba a las afueras del pueblo, porque después de esos barrios no había nada, solo campo e incluso una vaquería."


“El oficio de cartero hace que establezcas una relación continua con los vecinos y que se tiendan lazos afectivos que te hagan preocuparte por cómo está su familia y su vida”, confesaba Mariano. Un cariño recíproco que han demostrado tras la triste noticia de su fallecimiento los que han sido sus vecinos durante casi medio siglo.

Mariano Adillo, el ilustre cartero de Valdemoro, tras más de 40 años de servicio, falleció el pasado 7 de febrero de 2021.


En su última etapa laboral, muchos le recordarán como ese funcionario amable que atendía tras el mostrador de la oficina de Correos.

Tras el anuncio del fallecimiento, los vecinos de Valdemoro colmaron las redes sociales de mensajes de pésames y mensajes de cariño y afecto para Mariano y su familia, coincidiendo todos en su simpatía, amabilidad, alegría y buen hacer. 

“Ha conseguido ese reconocimiento sin tener que ostentar un puesto de poder o de gran proyección pública, lo que otorga a su dimensión personal un valor que entendemos, debe ser reconocido por la ciudad a la que sirvió tantos años”
El pleno municipal acordó reservar un espacio público de la ciudad para llevar el su nombre, organizando además un pequeño homenaje a su figura en la oficina de correos de la calle Real, en la que trabajó sus últimos años de servicio.

“Es una voluntad mayoritaria del pueblo de Valdemoro ofrecerle a él y su familia un merecido homenaje que perdure en las calles de nuestra localidad” 

“Todos los que hemos conocido a Mariano 
sabemos de su amabilidad y su disposición a ayudar a los demás, 
siempre con una sonrisa, 
lo que ha trascendido de su profesión como empleado de Correos 
para convertirse en una figura de Valdemoro”.











NUEVO VIDEO INCLUIDO EN LA SECCIÓN GALERÍA


Fiestas del Cristo de 1944.
Película de la colección de la familia Amer.

Ofrece testimonios inéditos del desarrollo de la tradición lúdica de Valdemoro.
Contiene la llegada del tren a vapor de Aranjuez, paseo por los prados de la estación con reses sueltas y festejos taurinos en honor al Cristo de la Salud en la plaza de la Constitución de Valdemoro.

(Película recatada por el archivo histórico del Ayuntamiento de Valdemoro)