Valdemoro siglo XX

Vista aérea, 1922. 
Ejército del Aire. Centro Cartográfico y Fotográfico.

Aunque los primeros años del siglo XX fueron propicios para un moderado crecimiento demográfico en Valdemoro (aumenta de 2.895 habitantes en 1900 a 3.517 en 1930, a pesar del descenso de 1920, debido seguramente a la gripe), el declive por causa de la Guerra Civil fue muy importante, casi un 30%, pues se redujeron a 2.713 almas en 1940.
La recuperación fue lenta. Aunque no se alcanzan las cifras de Getafe, Pinto o Leganés, todas ellas ya ciudades medias, la población se dobló en 15 años (entre 1960 y 1975) para doblarse de nuevo en la siguiente década y otra vez en los posteriores 15 años (entre 1970 y 1986 un 163.1%, frente a un 38.4% del total del área sur y un 27 % de la Comunidad). Este aumento fue impulsado por la incorporación al censo de los militares del complejo de la Guardia Civil y la apertura del centro penitenciario. Gracias a la expansión inmobiliaria, la competitividad de los precios, la mejora de los accesos por carretera y tren, y la intensificación del empleo local, la población alcanzó en 2001 los 35.000 habitantes (un 100% más que en la década anterior).

Vista aérea del Colegio de Guardas Jóvenes, 1922.

En cuanto a la edificación, en 1910 había 398 edificios y albergues en compacto y 24 aislados. En 1957 se contabilizaban 347 edificios destinados a vivienda y 45 a otros usos.

A principios del siglo XX el cuartel de la Guardia Civil se encontraba en la calle del Pozo Chico, pero poco después de la Guerra Civil se traslada a la plaza de las Monjas.

Había en la población, al menos, cuatro fábricas de yeso reseñadas, tres fuentes, tres escuelas, tres conventos y seis eras, todas al norte del casco.

La transformación urbana más importante de Valdemoro se produjo en el último cuarto de siglo, tras formar parte del segundo cinturón industrial de Madrid; sin alcanzar el desarrollo de municipios más próximos a la capital. Las causas de la ralentización de su crecimiento, frente a otros municipios, son la mayor distancia a Madrid, la presencia de suelo abundante y barato en el área metropolitana inmediata y la falta de infraestructuras de comunicación, hechos que permitieron que en los años 60 se conservaran todavía muchas casas solariegas con jardines y que en 1974 el casco se mantuviera prácticamente intacto.

Vista aérea, 1940. Ejército del Aire. Centro Cartográfico y Fotográfico.

El primer tercio de siglo supuso para Valdemoro un cambio sustancial respecto a sus equipamientos y servicios urbanos. En estos primeros años del siglo XX, se planteó la sustitución del antiguo matadero municipal -contiguo a la población y sin las infraestructuras básicas, a pesar de su reciente construcción- con un nuevo proyecto del arquitecto Rafael Martínez Zapatero, del año 1915. 

Alzado del matadero municipal,1915.

Planta del matadero municipal,1915. 
(La cuidada planta de 800m. establece una cruz a la que se le añaden lateralmente dos grandes corrales, uno de gran altura, donde se encuentra el ganado, y otro menor perpendicular, con oficinas y otras dependencias.)


La villa de Valdemoro destaca en el tema de la enseñanza, con gran desarrollo desde el siglo XVI. En 1914, había tres escuelas de primeras letras, otras tres de la Fundación del conde de Lerena y dos más de primera enseñanza de niñas y párvulos en la Casa de San Nicolás, la más concurrida de Valdemoro en este momento, aunque, al parecer, con inadecuadas instalaciones de las escuelas públicas; para suplir esta carencia Mariano de Lázaro y Aguado propone en 1916 construir, en una finca suya derruida en la calle Grande nº31, dos aulas para clases de niños y niñas y alojamiento de profesores y sus familias, instalaciones que serían alquiladas al Ayuntamiento.

Proyecto Grupo Escolar 1935

Posteriormente, durante la República se presentó el proyecto de Grupo Escolar, redactado en 1935 por el arquitecto Manuel López Mora. Se encuentra en un espacio urbano situado en ese momento en el extrarradio de la villa, rodeado de huertos y eras, sobre las calles Tenerías y San Vicente de Paúl y al este do la Ermita del Cristo de la Salud.

Este proyecto, seguramente no construido debido a la inminente contienda, fue variado posteriormente con un nuevo documento, redactado probablemente en 1945. Se le añadieron al año siguiente otros dos proyectos en referencia al muro de cerramiento y arbolado, realizados por el aparejador municipal Miguel Leyva. El conjunto se estaba levantando dos años después.

En cuanto a la arquitectura recreativa hay que reseñar el teatro de la calle Grande -citado desde mediados del siglo XIX y cinematógrafo desde 1911-y los dos casinos que, a finales de dicha centuria y comienzos de la siguiente, se encontraban, respectivamente, en la plaza de la Constitución, ocupada hoy por el Ayuntamiento nuevo (casino utilizado por las clases acomodadas), y en la calle de la Sartén -hoy Nicasio Fraile (de la Guardia Civil), ambos derruidos en la actualidad.

Respecto a la edificación singular, la Guerra Civil constituyó, sin duda, un momento de infle­xión en su historia por los daños causados.

La línea de batalla durante la Guerra se encontraba cerca de la villa; las fuerzas nacionales tomaron Valdemoro tres meses después de comenzar la guerra, aunque continuaron las ofensivas aéreas republicanas, que destrozaron parte del casco urbano y en especial la Casa de San Diego de las Hermanas de la Caridad -tras los estragos causados por los bombardeos y su impo­sible reconstrucción, en 1945 se decide vender el edificio, siendo convertido en Cine Alarcón y posteriormente en restaurante-. También el convento de las Clarisas fue saqueado y en parte destruido, así como la iglesia parroquial, la ermita del Cristo de la Salud, que fue reducida a escombros, la capilla de San Nicolás, profanada, y las casas de los Padres Paúles, que acabaron con graves destrozos.

El Juncarejo se convirtió, sucesivamente, en hospital de heridos de ambos bandos, así como el Colegio de Guardias Jóvenes lo fue para las fuerzas nacionales. El teatro fue convertido en albergue de soldados, que produjeron importantes destrozos en el edificio. En el Castillejo, cerca del arroyo de la Cañada y de Ciempozuelos, se pueden todavía encontrar varios atrincheramientos.

Tras la Guerra el Ayuntamiento procede con urgencia a reparar los edificios públicos destruidos o dañados en la contienda y establece ayudas a los agricultores.

A mediados del siglo XX, la villa se recuperaba para alcanzar los niveles urbanos obtenidos a comienzos de la centuria; en este momento había tres escuelas de niños, tres de niñas, dos de párvulos y tres colegios de enseñanza privados, así como teatro-cine y baile, alcantarillado, fuentes y matadero, posada y varias casas de huéspedes, dos médicos, veterinario y farmacia.

Plaza y fuente de la Piña, 1914

Durante la posguerra el aparejador muni­cipal, Miguel Leyva, realiza una serie de proyectos para diversos espacios públicos de Valdemoro, como los de la plaza de la Piña, para la cual diseña un quiosco de música y otro de refrescos, ambos de 1947; la ampliación del jardín de la fachada principal del Colegio de Guardas Jóvenes en la plaza Duque de Ahumada, y el cerramiento del monumento a los proyecto de 1947 -la Cruz se diseñó en 1944 y fue inaugurada dos años más tarde-.

Quiosco de música para la plaza de la Piña, 1947.

Otras propuestas, en cambio, mejoraban las infraestructuras del municipio, como la construcción e instalación de abrevaderos en la plaza de Cánovas del Castillo, hecho que supone el traslado de esta función de la fuente del Pozo Bueno al Camino de Torrejón. Asimismo, este mismo año de 1947 Miguel Leyva reforma el edificio propiedad del Consistorio sito en la plaza de Autos con vuelta a calle Eloy López de Lerena, que estaba destinado a escuelas, para habilitarlo como Jefatura del FET y de las JONS, para lo cual se trasladan las escuelas al Grupo Escolar de nueva construcción.

El mismo aparejador redactó un proyecto de una fábrica de yesos y escayolas en 1941 para Yesera Nacional.

En cuanto a la vivienda, hasta después de la Guerra Civil (con la construcción de 33 viviendas unifamiliares por parte del IVIMA en el camino de la estación), no comienza la villa a acercarse a la linea férrea, precisamente uno de los artífices del crecimiento de Valdemoro. A excepción de este ejemplo y otros aislados dentro del casco, se realizaron pocas agrupaciones residenciales en la villa.

Planta del proyecto del cine-teatro, 1948. 

En 1948 se presenta el proyecto de reconstrucción del cine de la calle Grande, que mantiene la cubierta de estructura de madera y muestra la sala y el escenario con capacidad para 350 personas. En 1978 se derriba, dado su estado ruinoso, y se presenta en 1984 el proyecto para Centro Sociocultural y Teatro Municipal", obra terminada en 1986.

Vista aérea, 1961. Paisajes Españoles.

Vista aérea del casco histórico, 1961. Paisajes Españoles

Este crecimiento obliga a construir el conjunto de servicios urbanos básicos que requiere una población del tamaño de Valdemoro: así, en 1965 se presenta el proyecto de abastecimiento de agua, con un depósito en la carretera de Torrejón de Velasco, y un amplio conjunto de equipa­mientos educativos, culturales y asistenciales, especialmente el dedicado a la infancia y juventud, entre ellos figuran en el año 1997: Universidad Popular y Escuela Permanente de Adultos, Casa de la juventud, 25 centros educativos -13 de infantil, 8 de EGB, 3 de BUP y 1 de Formación Profesional, biblioteca, dos centros culturales, cine, plaza de toros. Centro de Salud, Centro de Minusválidos, 3 centros de tercera edad y centro de servicios sociales-.

Núcleo urbano, 1975. COPUT Cartoteca.

Se preserva el casco histórico mediante la constitución de un Catálogo con 36 elementos (sin especificar el grado de protección pero con una amplia visión, mermada en documentos posteriores) y se rehabilitan una serie de edificios de interés.

Económicamente, hay que destacar el desarrollo de la producción de yeso, actividad tradicional del término municipal, que alcanza su punto álgido en 1928 con diez fábricas de yeso y escayola, cuyo declive se produjo por la falta de modernización de los sistemas de producción. En el casco urbano, según el plano de 1923 realizado por el Instituto Geográfico y Estadístico, había, al menos, cuatro fábricas de yeso. Asimismo, so podían contabilizar las fábricas de gaseosas y de losetas. La industria agrícola, basada en la elaboración de vino, entró en decadencia con la filoxera, que atacó la mitad de la superficie de viñedo; la Guerra Civil redujo, a su vez este cultivo a un 9%. Destacaba, en menor medida, la elaboración de aceite y el cultivo de cereales. El pequeño comercio se resumía en 14 tenderos y 15 tahoneros a comienzos del siglo XX.

Vista de Escuela Infantil en calle General Martitegui.

Vista de pabellón cubierto en las instalaciones deportivas del paseo del Prado..

Casi dos décadas después de la contienda, en 1957, la producción agrícola se mantenía en el secano (olivos y viñedos) y aumentaba en el regadío, mientras que la ganadería, tradicionalmente estancada, se decantaba hacia las granjas avícolas, con cinco establecimientos y 10.000 gallinas, cifras a las que hay que añadir la cabaña ovina de 2.000 cabezas. La industria de extracción de yeso se apoyaba en 10 fábricas de yeso y escayola con 200 obreros -45% de la población laboral-; poseía, además, matadero, tres almazaras, molino de piensos, tres tahonas y cuatro talleres mecánicos, es decir, una producción industrial poco diversificada y desarrollada; en cambio, respecto al comercio, encontramos una variedad que manifiesta el carácter de centro comarcal de Valdemoro: 14 bares y tabernas, 2 pescaderías, 4 fruterías, 8 tiendas de ultrama­rinos, 4 carnicerías, 2 droguerías, 5 mercerías y 3 salchicherías.

La cifra de establecimientos industriales de Valdemoro en 1993 es de 206, con 2.710 empleados (el número dos de la zona sur). En 1996 la proporción de los sectores primarios, industrial y construcción disminuye para aumentar el de servicios, especialmente los dedicados a equipamientos socioculturales y queda en un segundo término el comercio y la hostelería.

La actividad económica se centra en los polígonos industriales y los servicios asociados a dicha industria; el sector agropecuario no tiene la importancia de centurias pasadas, pero aún mantendría más de un 63% de la superficie de su término municipal de terreno cultivado, aunque sólo la mitad registran algún uso, destacando los olivares y los viñedos. El suelo agrícola se va sustituyendo sucesivamente por suelo industrial y residencial, ante la presión del crecimiento demográfico.

El sector servicios, el que más empleo produce, es el de mayor expectativas de desarrollo ante este crecimiento demográfico y las necesidades que genera, tanto educativas, culturales y sanitarias como de seguridad.

Vista aérea, 1983. Paises Españoles.

Para retener y atraer la creación de empresas -frente a la cercana Toledo, más barata y con más apoyo financiero de la Unión Europea- se procedió a mejorar el paisaje urbano y a establecer un sistema de infraestructuras atractivo para las empresas, para lo cual, sólo entre 1983 y 1993 se actuó en 7,3 Km de viales y más de 100.000m2 de intervenciones en diferentes barrios, así como 50.000m2 de equipamientos (piscinas, polideportivos, centros escolares, depuradora, residencia de ancianos, escuela Infantil y casa de niños, centro ocupacional, recinto ferial, plaza de toros y casa de la juventud) y 271.000 m2 de parques y jardines (en 1987 se Inaugura el parque Duque de Ahumada en el solar de la antigua Compañía de Guardas Jóvenes y sus instalaciones, trasladada al norte de la villa). 

El Plan Regional de Estrategia Territorial de la Consejería de Obras Públicas de la Comunidad de Madrid asigna a Valdemoro un carácter de "Foco Metropolitano de Actividad" ante la existencia del ferrocarril de cercanías y mejora de la accesibilidad de la zona con el nuevo viario regional, M-50, que puede permitir el crecimiento productivo de tal forma que la mayor parte de su población pueda trabajar en el mismo municipio. Este Plan Regional promociona el crecimiento residencial apoyado en la creación de un tejido empresarial que atraiga el consiguiente aumento de la demanda de trabajo.

Sin duda, el conjunto residencial e industrial de mayor importancia es el barrio del Restón, con tres millones de m2 de suelo Industrial y 3.200 viviendas. La creación de este conjunto residencial propició el surgimiento de equipamiento diverso, como el Centro de Barrio y la Concejalía de El Restón, el parque Lineal, Centro de Salud, residencia de mayores, centro de día y Colegio Público, así como la erección de una escultura de Leiro, denominada El Astronauta.

Los otros dos grandes crecimientos previstos eran El Caracol, junto al parque de Tierno Galván, al sur de la población, donde se construirán 1.185 viviendas servidas por un nuevo acceso a la N-IV, y la UDE Norte-Oeste, cerca del Colegio de Guardias Jóvenes, con 4.100 viviendas más.

El nuevo planteamiento viario en la zona sur de la Comunidad se centraba en el nuevo trazado de la Autopista del Sur R-4, que discurre al oeste del término y confluye con la actual N-IV en el límite con la provincia de Toledo, al sur de los polígonos industriales; viarios regionales en sentido NO y SE; y, por último, el acceso desde la N-IV al Parque Temático de San Martín de la Vega.

Núcleo urbano, 1988. COPUT Cartoteca.

El Suelo no Urbanizable de Protección Especial incluye las vías pecuarias, el Parque Regional del Jarama, la vega del Arroyo de la Cañada -espacio de interés Agrícola y Ambiental- espacios de interés Forestal y Paisajísticos y espacios de interés ecológico, dentro de los Secanos de Valdemoro, en la zona sur.

Para proteger los valores arquitectónicos y urbanísticos de la villa el núcleo urbano de Valdemoro fue inventariado como Conjunto Histórico-Artístico de segundo orden en 1967-se incorporó como Conjunto Histórico Artístico en 1981, siendo declarado Bien de Interés Cultural ese mismo año.

Otros elementos catalogados por la Comunidad de Madrid son la plaza de la Constitución y la Fuente de la Villa. Al sur del término se catalogó, además, como espacio natural por la Consejería de Política Territorial los denominados Secanos de Valdemoro y la Comunidad adquirió la finca El Espartal, con 1.318 ha. e importante interés arqueológico -declarado Bien de Interés Cultural en 1995-, con una reserva de 715 ha. destinadas a parque regional.





Valdemoro siglo XIX


La población, a pesar de las incidencias de la Guerra de la Independencia, aumentó considerablemente durante la primera mitad del siglo XIX, pues si en 1828 tenia 1.864 habitantes veinte años mas tarde alcanzaba la cifra de 2.532, casi un 40% más. Las cifras disminuyeron por la epidemia de cólera de 1855 en la que desapa­reció un 7% de la población. El número de habitantes crece progresivamente desde mediados de la centuria, con 2.310 almas en 1869, 2.706 almas en 1888 y un año después 2.775, crecimiento propiciado por la implantación en la villa del Colegio de Guardias Civiles Jóvenes y el Colegio de Huérfanas de la Guardia Civil. Finalmente, una serie de brotes epidémicos en la década de los 80 únicamente permiten alcanzar una pobla­ción de 2.895 habitantes en 1900.

Debido a la toma por los franceses durante la Guerra de la Independencia, se causaron nume­rosos daños en la agricultura y ganadería, acelerando la decadencia de Valdemoro, aunque sus condiciones de desarrollo eran óptimas.

Constituían razones de peso para el enriquecimiento de la población: la nueva división territorial, el desarrollo de la carre­tera de Andalucía, la fácil salida de los cereales y otros productos como vino, aceite, yeso, etc. así como el establecimiento del ferrocarril a mediados de siglo, siendo una de las primeras poblaciones de España con línea férrea.


La economía valdemoreña, una vez desapa­recida la fábrica de tejidos durante la ocupación francesa, se centra en una producción agrícola anticuada y pobre basada en el cereal y, en menor medida, en el viñedo y olivo, a pesar de la práctica ocupación total del territorio no se consiguieron buenos rendimientos durante el siglo XIX, aunque se paliaron con el funciona­miento del pósito.

El ganado sólo se usaba para labor, con unas 250 cabezas en 1871, pero llegando a 2.000 cabezas a finales de la centuria.

Tenia sólo una actividad industrial a comienzos de siglo, una fábrica de jabón duro que funcionaba en 1868 con 18 operarios, situada tras el convento de los Padres Paúles. En el transcurso de la centuria se le sumaron la producción de cuatro molinos de aceite y, en los últimos años de siglo, se fundaron importantes fábricas de yeso, como La Mejor, con máquina de vapor (para el trans­porte del material) situada cerca de la estación, y La Integridad. El resto de la industria, en este momento, era escasa: elaboración de vino, fábrica de aguardiente y aceite e industria de elabora­ción de vidrios dedicada al azogue de espejos (1).

Uno de los ingresos principales de la pobla­ción lo constituía la carretera de Andalucía, con el avituallamiento y descanso de los viajeros: en 1828 se mencionan trece posadas, dos buenos paradores, caja de correos y parada de diligen­cias, que se reducen a doce posadas y paradores a mediados de siglo. Por otra parte el ferrocarril disminuye la riqueza generada por la carretera, pues desciende el número de posadas y para­dores a 3 y una casa de huéspedes (se había alcanzado la cifra de dos decenas a finales del XVIII). Aún así, el comercio fue uno de los recursos económicos principales centrado en dicha vía, que cruzaba el término, con portazgo (2): a mediados de siglo había tres tiendas de lencería y tres de abacería, y a finales del Novecientos vuelve a adquirir la importancia del siglo XVIII, con 6 tiendas de comestibles, dos de lelas, una tahona y dos hornos de pan, tres carnicerías y 17 tiendas de vino, así como mercado diario.

Diligencia, 1862

La decadencia económica en este momento era común en toda la comarca -y en general en toda Castilla- por lo que a mediados del siglo XIX Valdemoro, a pesar de la escasez de medios productivos, constituía una de las principales villas de la comarca, centralizando en ella diversas administraciones, como la de correos, tabacos y las salinas de Espartinas. Tenía, además, a mediados de siglo, escuela de primeras letras de niños y dos de niñas, así como colegio de lati­nidad, número que aumenta a finales de siglo a cuatro escuelas de niños, párvulos, niñas y adultos, con más de 400 alumnos, ademas do dos médicos municipales para las 202 familias pobres, dos farmacias, biblioteca y beneficencia privada de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Contaba, también, con un pequeño casino y un teatro municipal.

Las instituciones, equipamientos y servicios a mediados de siglo se reducían al ayuntamiento, la cárcel, doce paradores o posadas, dos hospi­tales el de San José, para enfermos pobres, y el de San Andrés y San Sebastián para viudas elementos pobres y dos fuentes: Carmen y Nueva. Hay que señalar que sólo 19 pueblos de la provincia de Madrid tenían en 1868 esta­blecimientos de beneficencia para acoger enfermos, entre ellos Valdemoro. El crecimiento de la población provocó la mejora de las infraestructuras y equi­pamientos básicos, como en el abastecimiento de agua, para el que se creó una nueva fuente y un lavadero. La nueva fuente denominada del Pozo Bueno, canaliza el agua de un manantial al oeste del pueblo y abas­tecía al Colegio de Guardias Civiles Jóvenes. Por otra parte, la construcción del Lavadero tiene lugar a finales de siglo, surtido de la fuente de la Villa.

Antigua vista de la fachada principal del Colegio de Guardias Jóvenes.

Es destacable el proyecto de cerca planteado en 1837 para impedir el asalto de la villa por bandoleros.

Por último, se crea un teatro antes de 1853, situado en la talle Grande, anejo al asilo de San Andrés, hoy sustituidos ambos edificios por la Casa de Cultura.
La villa Tenia una superficie aproximada de 45 hectáreas, según el plano catastral realizado entre los años 1860-1870 y su casco urbano se orga­nizaba mediante 37 calles y 9 plazas agrupadas en dos distritos: el de las Casas Consistoriales y el de San Andrés, con sendos Alcaldes. La calle Grande sería, con seguridad, la divisoria de los dos distritos.

Catastro de Valdemoro. Hoja 93. H. 1860. Instituto Geográfico Nacional.
Primer documento gráfico del casco urbano de Valdemoro 

Por lo tanto, como se puede todavía ver en el plano de 1890 publicado por el doctor de la Calle, encon­tramos dos claras partes: una densa alrededor de la plaza Mayor y otra de menor densidad edificatoria que rodea la anterior formando una U. Además, en este plano encontramos el portazgo, a la salida de la carretera de Andalucía, la más antigua y probablemente única representación del convento del Carmen, las eras, el lavadero y la fuente del Carmen.


Plano del núcleo urbano, 1890. Memoria médico-topográfica de la villa de Valdemoro


La calle Grande, según los documentos gráficos, mantenía la calzada elevada respecto a las aceras laterales para alojar el curso del arroyo que configuraba la calle, hecho que obligaba a construir unos pontones o puentecillos en su cruce con la carretera de Andalucía, como se puede observar en el plano catastral de rústica delineado entre los años 1860-70 por la Junta General de Estadística; en 1908 el Ayuntamiento construyó en el mismo punto un puentecillo "para el libre curso de las aguas pluviales".

Sin duda la construcción en 1851 de la línea férrea Madrid-Aranjuez, ampliada más tarde a Alicante, y el establecimiento de una estación a un kilómetro de la población, en dirección a San Martín de la Vega, y conectada por un nuevo camino, constituye el hecho urbano más signi­ficativo del siglo XIX. Si bien parece que en un primer momento no se extendió la ciudad hacia este punto, más adelante propició la creación de una pequeña zona industrial y residencial.

Diversas instituciones de carácter religioso y militar se establecen en Valdemoro, una vez desa­parecidos los Carmelitas Calzados, transformando el casco histórico y conviniendo la villa en un centro de segundo orden de organismos colec­tivos de gran interés: destaca la transformación de la fábrica de paños en Compañía de Guardias Jóvenes; esta institución fue propuesta en 1853 por el duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, con el fin de educar a los hijos del Cuerpo, constituyéndose la casa central en la Corte, trasladada después a Pinto. Se procedió, dos años después, a la compra de la antigua fábrica de paños deno­minada Los Longuistas o Lonjistas, reformán­dose para el establecimiento en la misma de la Compañía en el año 1856. Según Baíllo, el edificio era del arquitecto provincial Bruno Fernández de los Ronderos, como el Asilo de Huérfanas del Juncarejo, de 1885, aunque no aparece representado en el plano que Anastasio de Lacalle publica en 1890.

Vista aérea del Colegio de Guardas Jóvenes, 1922. 
Ejército del Aire. Centro Cartográfico y Fotográfico.

Se trasladó el Colegio a su ubica­ción actual, al norte del casco urbano, en 1972. El edificio primitivo fue cedido al Ayuntamiento, que lo derribó a excepción de vanos muros exte­riores que se utilizaron como cerramiento del nuevo parque organizado en el solar, denomi­nado Duque de Ahumada.

Otros conjuntos organizados en estas fechas -segunda mitad del siglo XIX- son el convento de las Hermanas de la Caridad, con dos casas -San Diego y San Nicolás-, la casa de los Padres Paúles y el Colegio del Juncarejo para Huérfanas de la Guardia Civil, situado extramuros.

En 1878 el marqués do Vallejo cede a las Hermanas de la Caridad una casa, ya destruida, en la calle Mediodía (hoy calle Alarcón), que había comprado un año antes a la marquesa de Gavina. Las religiosas destinaron esta edificación a casa de salud y descanso de sus miembros enfermos (con capacidad para 60 personas) aunque prontamente fue ampliada con compras de otras propiedades anejas.

A estas mismas Hermanas de la Candad el marqués de Vallejo dona unos terrenos al norte de la villa, partido en dos por la calle de San Vicente de Paúl, construida la parte meridional y utilizada la norte como huertos y eras, inclu­yendo una noria y un depósito de agua. En la manzana sur se constituyó el Convento de San Nicolás y, posteriormente, el Colegio de San José sobre la Casa del Rey y la Casa de Labor de los jesuítas.

Para atender motor las necesidades de las congregaciones de San Diego y San Nicolás, los Padres Paúles deciden constituir en Valdemoro, en 1897, una residencia con capilla para media docena de miembros, para lo cual compran la casa con jardín denominada, indistintamente, Parador Nuevo, Casa de Postas o Casa de la Cadena (había tenido estas funciones de posada de arrieros del Camino Real y lugar de portazgo con su cadena correspondiente para cerrar el paso a las caballerías).

Plantas baja y primera del Convento de los Padres Paúles de Valdemoro. 
Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

El casco urbano evolucionó a lo largo del siglo XIX -y comienzos del XX- hacia modelos urbanos, con manzanas cerradas de edificación continua, como muestra el plano del Instituto Geográfico y Estadístico de 1923, desapareciendo viario o fundiéndose propiedades para establecer las grandes fincas de las familias madri­leñas que utilizaron Valdemoro como lugar de descanso y recreo.

Plano de núcleo urbano, 1923. IGN.

La casa de Pedro Antonio de Alarcón, comprada en 1878 y que comprendía tres propie­dades, de las cuales la última era conocida como la Casa de la Cadena, con un magnifico jardín, fue vendida al arzobispo de Burgos". De igual manera, la familia de Cánovas del Castillo compró a mediados del siglo XIX una finca con casa de labor. Ambas casas han desaparecido.

A finales de siglo no se conservaban ninguna de las ermitas de San Gregorio, San Sebastián, San Pedro, San Antón, Santiago y Santa Cruz.

Se establece en 1831 un sistema de tele­grafía óptica ideado por Juan José Lerena entre Madrid y Aranjuez, con torres intermedias en el cerro de los Ángeles y cerro Espartinas, cerca de Valdemoro, del cual no parece haber restos; la línea fue suprimida en 1838. Posteriormente, en 1850 y con el sistema de Mathé, se realiza el tramo Madrid-Puertollano, situándose la torre tercera en el Cerro de la Cuesta del Arenal, en Valdemoro, asimismo sin que prácticamente consten datos sobre la misma.

>> Ver artículo "Cerro del Telégrafo" en esta blog.


Sin duda alguna, uno de los fenómenos que más influyeron en el cambio del tejido urbano del siglo XIX y sobre todo del XX, mucho más denso y compacto que en centurias anteriores, fue la venta de 16 fincas tras la desamortiza­ción, pertenecientes al clero (excepto una): destacan una casa-corralillo, una casa en la calle Colegio perteneciente a los Jerónimos y otra en la calle del Cristo de la Salud; el convento de Carmelitas Calzados se cerró-aunque ya estaba arruinado en 1828, pero es nombrado todavía a finales del siglo XIX- permaneciendo abierto el de Santa Clara. El paso a manos particulares de la mayoría de estas propiedades y la dona­ción posterior de las mismas a diversas órdenes religiosas, que asimismo construyeron y colma­taron (3) los terrenos y procedieron a su venta ya bien entrada la centuria pasada.


(1) En la actualidad se utiliza el aluminio, pero durante muchos años se utilizó el mercurio, y al proceso de crear la lámina de mercurio tras el cristal (y estabilizarla), se le llamó "azogar", es decir, "poner azogue". Quedado "azogar"como sinónimo de "crear un espejo".
(2) El portazgo, era un antiguo impuesto de naturaleza indirecta, existente en los reinos de Castilla, Aragón y Navarra que 
podía gravar los derechos de tránsito, que satisfacían los que iban de camino, pisaban terreno del rey o del señor, o entraban en la ciudad. En otras ocasiones gravaba las transacciones en sí y solían pedirse en los lugares de mayor concurrencia, sobre todo en las ferias y mercados. Podía gravarse tanto a las personas, mercancías o animales.
(3) Rellenar una hondonada o depresión del terreno mediante sedimentación de materiales transportados por el agua.


Valdemoro siglo XVIII


A mediados de siglo Valdemoro constituía el único señorío municipal que existía en la actual Comunidad de Madrid.

A pesar de la importancia de la villa y los privilegios que gozaba, la villa no destacó en el siglo XVIII por su producción agropecuaria. No existían ni casas de campo ni alquerías, contaba con tierras de secano y la ganadería era escasa. Respecto a la industria existía en este momento un batán de agua sin uso y otro de viento arruinado, un molino de aceite del convento de las Clarisas, un pozo de nieve de la parroquial y otro destruido; más adelante la situación mejoró gracias a la fábrica de paños finos (aunque a finales de siglo sólo se mantienen algunas hilanderas), a la que hay que añadir diversas canteras de yeso negro y blanco para exportación y una fábrica de yeso mate.

Esta penuria productiva, provocó la rebelión sucesiva de la población para no pagar sus impuestos, por lo que la villa fue repetidas veces embargada. Además, debido a los problemas económicos que sufría por los débitos a las Rentas Reales y por la recesión en la fabricación del vino, Valdemoro se sumió a principios del XVIII en una gran crisis. Para paliar esta situación fue presentado el problema a Felipe V por José Aguado Correa quien propuso establecer una fábrica de paños finos, constituida finalmente en 1712 (siguiendo los planes del duque de Berwick para reactivar la economía española) para lo cual se requirieron tejedores de Francia y Flandes.

James Fitz James, Duque de Berwick


Valdemoro era un lugar idóneo para localizar una fábrica de este tipo, pues existía una mano de obra barata proveniente de la población desocupada de origen artesanal, judía o morisca (en paro por la crisis agrícola). En 1715 había 6 telares y 84 trabajadores, 25 en 1726 con 330 operarios y en 1730 se superan la treintena y se alcanza la cifra de 476 empleados (en esta fecha la población total de Valdemoro sería de unos 1.500 habitantes). Finalmente, desapareció su actividad durante la Guerra de la Independencia, aunque algunos pequeños talleres de sarga se mantuvieron.

Su distribución se vio frenada por el deficiente estado del sistema viario, la inexistencia de medios de transporte y de una infraestructura básica. A finales de siglo la producción era mínima y a comienzos del siglo XIX ya no funcionaba, entre otras razones al no poder resistir la competencia catalana (también incide la Guerra de la Independencia).

A pesar del establecimiento de la Real Fábrica de Paños, Valdemoro nunca consiguió una firme recuperación durante el siglo XVIII.

Pedro López de Lerena

Otro benefactor de Valdemoro fue el primer conde de Lerena, vecino de la villa y Secretarlo de Hacienda y Superintendente de las Reales Fábricas del Reino, protector de las fábricas de tejidos y de la antigua feria, fundador en 1792 de una cátedra de latinidad para enseñanza de pobres en el antiguo colegio de San Juan y escuelas de niños y niñas en edificios de su propiedad, con dote a los maestros.

La villa no perdió su hegemonía en la comarca: a mediados del siglo XVIII se constituye en el octavo pueblo de la actual Comunidad de Madrid en demografía y la villa principal de la zona, apoyada por la importante feria -en 1742 Felipe V concede privilegios para la feria de Valdemoro, ampliados por Fernando VI cuatro años más tarde, aunque ya en 1763 el mercado estaba sin uso-, las ricas propiedades de los jesuítas, dominicos, franciscanas Clarisas y Jerónimos y, especialmente, por el paso del Camino Real a Aranjuez: Valdemoro se benefició de la escasez de hospedaje de Aranjuez, alojando a grandes personajes de la Corte y visitantes, que precisaban acudir a diario al Real Sitio.

Fernado VI

Esta importancia está expresada en las propiedades concejiles y los diversos equipamientos. Mantenía la feria anual de 20 días y el privilegio de mercado todos los domingos del año, aunque las propiedades y tributos no eran suficientes para el mantenimiento del camino de Aranjuez y la composición de las fuentes del común, entre otras necesidades. En esta fecha, asimismo, se sufragaban dos hospitales, uno para enfermos pobres con cuatro camas, con dos hermanos, llamado de la Concepción, y otro, el de San Andrés, para recoger viudas y ancianas, sin camas- además de una preceptoría de gramática y una escuela de primeras letras, fundadas por el conde de Lerena.

El desarrollo urbano de la villa se muestra en el variado comercio, así como en las profesiones que sustenta, que cubren tanto los servicios de una gran villa como los artesanales y los eclesiásticos, todos ampliamente representados. Es interesante la importancia que cobran los oficios relacionados con la propia carretera -arrieros, caleseros, trajineros, carreteros, herreros- mientras que los dedicados a la actividad agropecuaria son mínimos; es destacable el número de albañiles -ocho- y la existencia de carpinteros, que indica un cierto desarrollo del oficio frente a la autoconstrucción generalizada en el mundo rural.

En 1751 había 550 casas, de las cuales 430 eran habitables, 20 inhabitables y 100 arruinadas

Aunque parece que el Real Decreto del 10 de Junio de 1761 para hacer "Caminos rectos y sólidos en España" fue el origen del Nuevo Camino Real de Aranjuez, es evidente que su paso por Valdemoro se constituyó con anterioridad, pues en el año 1704 (según el "Apeo General de las Heredades" del convento del Carmen) se había realizado ya el camino, al lindar sus terrenos con el Nuevo Real Camino que iba a Aranjuez; además, en otra parte de ese documento se menciona el Camino Antiguo de Aranjuez, junto a la casa de las Postas, en 1720.

La primitiva carretera de Postas, según los reglamentos de 1720 y 1761, alcanzaba Getafe desde Madrid para bifurcarse en esta ciudad en dos ramales: uno occidental hacia Illescas y Toledo y otro oriental, pasando por Valdemoro hasta Aranjuez, que se introducía en la villa por la ermita de la Veracruz (hoy de la Salud): el denominado Camino Real o Camino Antiguo de Aranjuez.

Carlos II

Por lo tanto, tenemos que pensar que el nuevo trazado de la carretera de Andalucía se debió realizar, al menos, en tiempos de Carlos II, variando su paso hasta la actual avda. de Andalucía, en el límite oriental del casco, dividiendo en dos la huerta de los Carmelitas Calzados y otras fincas; en este punto se encontraba la ermita de San Pedro, fundada en la segunda mitad del siglo XVI, desaparecida ya en el XVIII. La incesante actividad de dicho camino propició la creación de dos decenas de paradores y posadas a ambos lados de la calle.

Existían numerosos viajes de agua que comunicaban bajo tierra diversas partes del pueblo a través de las bodegas, habiendo referencias de los existentes hasta el siglo pasado en la calle Estrella de Elola.



Valdemoro siglo XVII

Vista de Valdemoro, de P.M. Baldi - Viaje de Cosme III por España (1668-1669), Madrid y su provincia

La villa es heredada junto a otros bienes por la hija mayor del marqués de Auñón, Dña. Ana, que solicita su venta a Felipe III ante la Imposibilidad de mantener las deudas y gravámenes cargados, tras morir su padre con importantes deudas en 1600, para lo cual fue puesta en venta.

Felipe III de España


Se interesó por ella el duque de Lerma al constituir Valdemoro un lugar de paso casi obligado del monarca en sus viajes hacia Aranjuez, y cuya compra en 1602 le permitió al valido agasajar a la familia real en sus estancias en la villa camino del Real Sitio, consiguiendo controlar los traslados del rey hacia Aranjuez y Toledo al hacerle pasar por sus posesiones. Para ello, se convierte en benefactor de la misma y la engrandece con diversas actuaciones y privilegios, entre los cuales destacan: al año siguiente de la compra el valido consiguió la celebración de feria y mercado en la plaza Mayor cada año, durante 8 días (ampliada por Fernando VI a 20) y que fue suspendida en 1843 por improductiva; poco después, en 1610 el duque de Lerma logró la exención de la villa de la jurisdicción de los alcaldes de las 5 leguas, obteniendo las competencias administrativas y judiciales de su señorío y sucesivas mejoras económicas, propiciadas por su apoyo a diversas órdenes monásticas y el enriquecimiento del término municipal al ganar el largo pleito con el conde de Chinchón sobre los linderos con Ciempozuelos, pidiendo se señalaran definitivamente mediante una plantación de olivos (aunque no fue aceptado por los vecinos al perjudicar los viñedos).

Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma

Por lo tanto, en la villa sobreviene un momento de esplendor, cuyos efectos inmediatos son un nutrido grupo de edificaciones y servicios públicos llevados a cabo por el mismo duque de Lerma, el Concejo o particulares, como la construcción de la Fuente Nueva o de la Villa, en 1605, en el camino a Seseña y Toledo; la definitiva formalización de la plaza Mayor; la fundación en 1609 del convento de las Franciscanas Clarisas (obra de dicho noble, quien también sostuvo las obras de la Iglesia de la Asunción y favoreció al convento de Carmelitas); en 1613 se creó el Pósito de trigo para labradores pobres, a expensas de Antonio Correa, en una casa de su propiedad en la plaza pública, donde hoy se sitúa la torre del reloj; este mismo vecino funda, además, obras pías en Valdemoro desde 1604 y una capilla en la parroquial, dotando asimismo al convento de Religiosas Descalzas y, con sus hermanos Alejo y Pedro, al Colegio de San Juan, fundado por su familia y destinado a los pobres, un asilo-hospital para ancianos sin recursos y otro para mujeres, y una cátedra de humanidades y latín (después refundida con la creada por el primer conde de Lerena).

Retablo Convento de las Clarisas

Para realizar todo este conjunto de elementos el duque requirió la ayuda del Concejo y de los vecinos, logrando apropiarse, entre otros privilegios, del aforo de mercancías en contra del Concejo, devolviéndolos a cambio de diversos sotos en el Jarama.

El rey Felipe III se alojaba en una casa que poseía el duque cerca del mesón de María la Moraceja, en la calle principal o Grande -actual Estrella de Elola-, junto a la Audiencia de Valdemoro (antiguo Ayuntamiento) -edificios cercanos, sólo separados por la calle Colegio-; se ha creído tradicionalmente que dicha casa era la denominada Casa del Rey, hoy desaparecida, ubicada en la actual plaza del Conde - de Lerena- muy cercana a la calle Grande y a la Audiencia.

Valdemoro, en este momento, lindaba con la dehesa de Gózquez, la villa de Torrejón de Velasco, el lugar de Esquivias, la villa de Ciempozuelos, Seseña, la villa de San Martín y la de Pinto.

El duque de Lerma independizó Valdemoro con autorización real, cediéndola a sus habitantes por un precio reducido. Desde este momento, seguramente por no poder contar con la protección real en el camino de Aranjuez y la desatención sucesiva de la producción vinícola (principal riqueza de la villa) la población entra en una etapa de crisis y decadencia. El Ayuntamiento se encontró desde antiguo abrumado por las deudas, intentando controlar el producto de sus alcabalas, para lo cual en 1628 compra este impuesto al monarca, pidiendo al mismo un censo para afrontar el pago; posteriormente, seguramente por impago, volvieron a la corona, pero nuevamente se venden en 1666 por la reina Mariana de Austria (confirmado en 1709). 

Reina Mariana de Austria

Su jurisdicción cambió continuamente de manos - se transfiere continuamente para sufragar los embargos de la Deuda- como vimos desde la compra de Felipe II: en 1684 el rey Carlos II la vende a la propia villa mediante un censo sobre la misma y haciendas de algunos vecinos, por la cantidad de venta, tomando la villa posesión de sí misma, pero dos años después pasa al Consejo de Hacienda por las deudas contraídas; a finales del siglo XVII, en 1692, obtiene la villa de nuevo la jurisdicción y privilegios que había perdido, aunque los problemas económicos no habían sido resueltos, siendo administrada por hidalgos y apoderados de D. Antonio Fernández de Córdoba y su sucesora, hasta la abolición de los señoríos a comienzos del siglo XIX.

La producción agrícola en el siglo XVII estaba centrada en los cereales y viñedos, siendo tal la importancia de la elaboración del vino que en 1642 se prohibió la importación de este líquido a la villa. La industria vitícola, además de mantener las fincas de viñas, propició la creación de muchas cuevas y bodegas, escasamente conservadas hoy en día. El vino de Valdemoro, junto al de San Martín de Valdeiglesias, era proveedor oficial de la Corte, con continuos conflictos en años de escasez, pues Madrid reservaba todo el vino prohibiendo su venta (imponía los precios y llegaba a impedir el suministro a los vecinos); a pesar de estos hechos, los vecinos de otras localidades lo trasladaban a Valdemoro para poder venderlo en Madrid. La epidemia de peste de mediados del XVII produjo una crisis en las localidades afectadas al embargarse los vinos de las mismas, influyendo en su decadencia económica.


En Valdemoro fue destacado el comercio de la nieve y el hielo, actividad económica muy desarrollada en Castilla desde finales del siglo XVI, documentándose dos pozos: el llamado Pozo Chico, situado en la calle homónima, y el Pozo Grande, propiedad ambos a finales del siglo XVII de la Cofradía de la Minerva, con sede en el convento de las Clarisas, que tenía licencia para su uso durante 15 años desde 1670. En el catastro de Ensenada aparece descrito el Grande como arruinado, a pesar de haber vendido su producción en la Corte.

Pese a esta crisis, el esplendor alcanzado por la villa se refleja en la existencia en 1665 de 14 oratorios privados, 6 ermitas y 3 hospitales con sus correspondientes capillas, a las cuales servían más de 30 sacerdotes. Estos hospitales se denominaban de la Concepción, San Sebastián o San Andrés y Real de San José.

La vida religiosa era ciertamente muy importante: a finales del XVII se celebraba una procesión a la ermita de Santiago, camino de Ciempozuelos, mientras la Cofradía de Na Sra. del Rosario había comprado en 1671, a la Compañía de Jesús, una carroza labrada en plata encargada a un orfebre toledano en conmemoración de la canonización de San Francisco de Borja.

Procesión Ntra.Sra. del Rosario

La única imagen que conocemos de Valdemoro en el siglo XVII nos la proporciona Cosme de Médici en su viaje por España, realizado en los años 1668 y 1669, el cual recaló en Valdemoro a finales del primer año al ir a visitar Aranjuez; Pier María Baldi, que representó las etapas de dicho viaje, realizó un dibujo de la villa desde su lado septentrional, en el que era visible la ermita del Cristo de la Salud en primer plano y, tras él, la iglesia de las Clarisas y la parroquial con sus chapiteles originales. El noble florentino describe Valdemoro como un lugar perteneciente al duque de Cardona, de tamaño grande y edificios con estructura de madera rellena de tapial, como en el resto de Castilla, con arcos de mampostería al modo aragonés; del término menciona que comprende tanto terrenos fértiles con trigo como colinas ordenadas con viñedos.

Cosme de Médici III




Música: “Gallarda” y “Canarios” - Narciso Yepes

Valdemoro siglo XVI

 
Calle Gloria, hoy Eloy López de Lerena

En el siglo XVI obtenemos los primeros datos de población de Valdemoro, en referencia al número de vecinos que lo habitan, estadísticas que muestran el relieve de la villa en su entorno inmediato, considerada en 1548 entre las 268 ciudades y villas principales de los reinos de Castilla, Toledo y León: mientras en 1530 se contabilizaban 558 vecinos (viviendas) en esta población, en Arganda había sólo 262, 287 en San Martín de la Vega y 583 en Colmenar de Oreja.

El crecimiento demográfico fue constante -con 100 nacimientos por año en la primera mitad de siglo y 200 en la segunda- hasta alcanzar en 1575 la cifra de 1.005 vecinos -unos 4.500 habitantes- y reducirse paulatinamente hasta 1587 con 991 vecinos y bajar posteriormente (cuatro años después) a 926 - en 1588 ya disminuyó a 946 vecinos, 936 un año después, para subir de nuevo a 956 en 1590-.

Por lo tanto, la población rondaba a principios de siglo los 2.000 habitantes, a pesar de la expulsión de los moriscos (grupo muy importante en Valdemoro) en 1501-1502 y los 3.500 habitantes a finales del XVI -3.704, según varios autores- con una disminución en los últimos años.


Carlos I de España

El importante aumento poblacional es debido a la protección de la producción vinícola por Carlos I, la creación del villazgo y la introducción de diversas órdenes monásticas, hechos sucedidos, como veremos, en la segunda mitad del siglo XVI. Esta relativa notoriedad se refleja en el hecho de aparecer citado en 1546 en el Repertorio de caminos de Villuga dentro de la vía entre Móstoles y Chinchón (el camino a Toledo discurría por Getafe y Aranjuez no estaba aún desarrollado). La producción de vino fue apoyada por Carlos I al confirmar en 1552 una serie de privilegios de comienzos del siglo XIV para su protección, expansión y comercio, prohibiendo la entrada de uva y mosto en el término de la villa.


Felipe II de España

Felipe II compra Valdemoro al arzobispado de Toledo -al que pertenecía desde el siglo XIV reconocido por Carlos I en 1552- en 1575, cuya toma de posesión en las casas de Ayuntamiento se realizó dos años más tarde. En esta fecha vende el rey Valdemoro a Melchor de Herrera marqués de Auñón, uno de los banqueros a los que recurrió Felipe II para el sostén del esfuerzo bélico de la corona. El rey tuvo que desprenderse de un cierto número de pueblos y vasallos pertenecientes a la iglesia -entre ellos Valdemoro para poder devolver las deudas contraídas. En 1574 envió a averiguar la población de la villa, que en ese momento era de 926 vecinos, tasados a 1.132,5 mrs cada uno, valoración que resultó una de las más altas del arzobispado de Toledo. Poco después, en 1582, Felipe II solicita otro préstamo a Melchor de Herrera y éste le pide a cambio las alcabalas de Valdemoro.

  Auñón

La crisis económica castellana más las presiones señoriales del marqués de Auñón fueron la causa de la decadencia de la villa, reflejada en el descenso demográfico -casi un 20% en sólo diez años-, Melchor de Herrera fue acusado en 1585 de fraude a la Hacienda Real, pagando por ello 300.000 ducados, pero sin ser apartado de sus puestos en la administración y prestamista del rey. Es expulsado de la Corte en 1591 y retirado del Consejo de Hacienda. En 1595, tras múltiples pérdidas de dinero, inicia el proceso de venta de Valdemoro. La villa, por otro lado, en 1598 comenzó un pleito en contra de sus abusos.

Ante la polémica de la necesidad de un nuevo templo que permitiera a los valdemoreños un acceso más cómodo a los oficios religiosos, en 1588 el nuevo señor de Valdemoro donó 1.000 ducados para la construcción de una nueva iglesia - a los que se añadiría la misma cantidad el Concejo- .Este mismo año se fundó el convento de Carmelitas Calzados ". Asociado a este convento se hallaba la ermita de San Sebastián.

Convento

La Compañía de Jesús establece una casa alimenticia desde 1562 en la plaza actual del Conde de Lerena, con vuelta a la calle de San Nicolás, la llamada Casa de Labor. Esta riqueza, sin duda generada en parte por el desarrollo del siglo XV, no fue completamente mermada por las expulsiones de principios de siglo -1501 y 1502- del importante grupo morisco que contenía el casco urbano de Valdemoro y cuyas actividades principales eran la artesanía y construcción, como muestra un alfarje de estas fechas y procedencia custodiado en la iglesia parroquial.

Todas las descripciones destacan la inexistencia de monte y por tanto de leña - y a a comienzos del XVI desapareció parte del bosque de Valdemoro- hecho que encareció la construcción, obligando a traer la madera desde Aranjuez y otros puntos.

En la segunda mitad del siglo XVI la significación de la población se ve ampliada al constituirse en lugar de paso entre la nueva capital del reino, Madrid, el nuevo Sitio Real, Aranjuez, y una de las ciudades principales de Castilla, Toledo. Felipe II utiliza Valdemoro como parada y descanso en sus viajes a dichos puntos, hecho que constituye un respaldo al desarrollo de la villa.

Respecto al crecimiento urbano, en el siglo XVI la villa ha superado la calle Grande, como muestra la fundación del hospital de San Andrés en la misma - en la acera de los impares- y crece hacia la fuente y el convento de Carmelitas (creado probablemente en el último cuarto de siglo) hecho que posibilita el desarrollo de dicha vía principal hacia el este y la configuración de un espacio de recreo asociado a la existencia de agua, función que se ha mantenido hasta hoy en día - en toda la calle Grande, como pequeño valle y en la cota más baja de todo el núcleo histórico, las viviendas tenían pozo y múltiples manantiales, como el existente en el convento del Carmen.


Patio en Calle Grande (Actual Estrella de Elola)

Pero la necesidad de expansión de la población se vio frenada por la de sus vecinos, generándose múltiples conflictos territoriales: destaca el sucedido durante las Comunidades de Castilla, fecha en la que se devastó el bosque de Valdemoro por los propios subditos del conde de Chinchón, siendo obligado a pagar una indemnización en proporción a sus habitantes, asimismo, la disputa de Valdemoro con Ciempozuelos, perteneciente desde 1480 a los condes de Chinchón, sobre términos y mojones, abrevaderos, veredas, ejidos, pastos y otros, se resuelve con la sentencia de 1588 favorable a Chinchón, la cual recurre el marqués de Auñón al perder diversos territorios; finalmente, otros asuntos conflictivos se sucedieron con el uso de las tierras públicas compartidas con los lugares vecinos' y los producidos con la Mesta por el paso de rebaños, resueltos a favor de Valdemoro.

Es posible que todos estos factores sean los que produzcan el descenso demográfico de los últimos años de siglo, agravados por problemas económicos concejiles y del señorío, no solucionados hasta comienzos del Seiscientos.





Música: Pedro de Pastrana - Llenos de lágrimas tristes

Valdemoro del siglo XI al XV


Alfonso VI de León

Su toponímico ha proporcionado diversas teorías, poco consistentes, sobre el nacimiento de la villa. Lo más probable es que provenga de la política repobladora posterior a la Reconquista, aunque el término estaría seguramente poblado en época musulmana, como parecen indicar diversos restos localizados cerca del núcleo urbano.

Alfonso VIII de Castilla

Tras la reconquista de la zona a finales del siglo XI por Alfonso VI se produce una donación del término de Valdemoro a la Ciudad y Tierra de Segovia, por lo tanto, los primeros pobladores de este territorio serían segovianos. En 1208 Alfonso VIII, en la donación de Bayona (Titulcia en la actualidad) a Segovia, otorga a dicha ciudad la cañada de Alcorcón a Valdemoro.

Fernando III el Santo

En 1239 Fernando III acude a Valdemoro ante el litigio entre Madrid y Segovia por una serie de términos entre los que se encon­traba dicho lugar perteneciente a Segovia, junto a Seseña, Gózquez, San Esteban y Alvende, más otros de Madrid. Se amojonaron dichos términos y Valdemoro siguió en la jurisdicción de Segovia, confirmada en 1273 por Alfonso X. Su impor­tancia dentro de las posesiones de la ciudad segoviana en la Transierra la convierte en cabeza de sexmo, el denominado sexmo de Valdemoro. 

Alfonso X el Sabio

A comienzos del siglo XIV, en 1300, es elevada a villa de por sí, pero en 1314 el infante D. Juan Manuel dona las rentas y tributos reales de la aldea de Valdemoro, los mismos que poseía el rey Fernando IV, pasando a formar parte de los beneficios de la Orden de Calatrava. De nuevo mudó de manos, pues en 1344 Alfonso XI cambió Bayona y Valdemoro, con Capilla, por otros tres términos. Seis años más tarde el Adelantado Mayor de Castilla D. Hernán Pérez de Portocarrero, también llamado Juan Puerto Carrero, paga a Alfonso XI 180.000 mrs. para comprarle Pinto, Valdemoro y Morata, constituyéndose en el primer señor de Valdemoro. 

Alfonso XI el Justiciero

Se le eximió a la población a finales del siglo XIV del pago de diversos impuestos, haciéndose de nuevo villa de por si y donada a los arzobispos de Toledo como villa do abadengo (sólo con su término, quedando el resto del sexmo bajo la jurisdicción segoviana), confirmado en 1393 por Enrique III, con los mismos privilegios anteriores, y en 1552 por Carlos I. 

Enrique III de Castilla

El crecimiento de Valdemoro posibilitó, como hemos visto, convertirse en cabeza del sexmo homónimo y experimentar durante el siglo XIV un desarrollo económico generado por la obten­ción del villazgo, su ubicación en el camino real y la agricultura de cereal y viñedos, situación amenazada por los territorios circundantes: a la creación de Ciempozuelos a mediados del siglo XV con 60 pobladores de Valdemoro y otras partes hay que añadir la reducción de su término municipal, que se extendía hasta las riberas del Jarama, hechos que produjeron diversos ataques de los vecinos de la villa a dicho lugar de Ciempozuelos, además, los nuevos pobladores segovianos de los distintos quiñones y la presión de sus ganados y reducción de pastos provo­caron numerosos conflictos de Valdemoro en sus antiguos territorios (todavía llamados el sexmo de Valdemoro), apoyado por su nuevo señor, el arzobispo de Toledo, obteniendo sentencias favo­rables frente a Segovia en 1449, ratificadas en 1483, y sosteniendo pleitos en 1328, 1379 y 1420. En esta fecha de 1449 constituye una comunidad de pastos con Chinchón, Morata, Ciempozuelos, San Martin de la Vega, Seseña, Bayona (Titulcia) y Valdelaguna.

Durante el siglo XV se procedió a la venta de un importante conjunto de bienes pertene­cientes a los vecinos de Valdemoro por personas exentas de pechar (privilegio de no pagar tributos ni impuestos), disminuyendo los ingresos del Arzobispo de Toledo, que obligó en 1464 a limitar la venta de los bienes raíces de esta villa sólo a vecinos moradores y pecheros.

A pesar de estas continuas transferencias de propiedad y reducción de su término, Valdemoro era una villa rica debido a sus cosechas y pastos, lo que incitó a Isabel la Católica a solicitar cereales y vino para sus tropas a dicha villa en 1482.

Isabel la Católica









Música: Guillaume de Machaut: La Messe de Nostre Dame – Kyrie