Elección de espacios urbanos de la Villa, como platós de cine.


Muchos vecinos desconocen esta parte de la historia de Valdemoro. Tanto el consistorio como el Archivo Municipal, con la colaboración de la Universidad Rey Juan Carlos a través de un convenio de prácticas, se recopiló información o testimonios de aquellos “extras” que participaron en los rodajes. Las facilidades que se dieron en los años cincuenta hicieron atractivos lugares como la Iglesia Parroquial, el salón de Plenos del antiguo Ayuntamiento o la plaza de la Constitución, por donde pasaron, entre otros, Sofía Loren, Frank Sinatra, Raf Vallote, Pepe Isbert, Carmen Sevilla o Rocío Durcal.

Orson Welles durante la grabación de "Una historia inmortal"

En Valdemoro se rodaron películas como "Más allá de las montañas", "Sangre en el ruedo", "La Lola se va a los puertos" u "Orgullo y pasión", cuyo director, Stanley Kramer, donó mil pesetas al consistorio en agradecimiento.

Trio protagonista de la película Orgullo y pasión 

 Sobre este aspecto interesante y poco conocido de la historia reciente del municipio, la elección de espacios urbanos como platós de cine, se conservan pocos testimonios escritos en el Archivo Municipal, pero entre esos pocos destaca uno.

La búsqueda en bases de datos especializadas y los testimonios orales de aquellos que participaron como extras o recuerdan ver a la "gente del cine" recorriendo las calles, por el paisaje y los monumentos del pueblo han permitido constatar casi una treintena de películas rodadas desde 1949 a 2003.

Entre los objetivos fundamentales se pretendía demostrar cómo la industria fílmica tuvo cierta influencia en el desarrollo económico y social del municipio en ese periodo.

El estudio se centró en la segunda mitad del siglo XX aunque los años de mayor presencia de la industria del cine en Valdemoro se enmarcan de 1953 a 1975. En esa época los valdemoreños seguían dedicados mayoritariamente a las labores agrarias, puesto que tradicionalmente la economía del municipio se había basado en la agricultura, junto a la explotación de las abundantes canteras de yeso diseminadas por el término municipal.

Tanto el trabajo en el campo como en las canteras y yeserías era duro y tan insuficientemente remunerado que solo permitía a los trabajadores sobrevivir a costa de muchos sacrificios. La labranza no rendía suficientemente porque los precios estaban muy bajos, no generaba recursos suficientes para modernizar los medios de producción y, por lo tanto, los salarios abonados a los aparceros resultaban escasos para poder mantenerse. En consecuencia, participar como extra en una secuencia de una película suponía para algunos ganar en un día sin esfuerzo lo que les costaba una semana de faena agotadora.

 Los lugares preferidos por los cineastas se distinguen entre espacios públicos y privados. En cuanto a los primeros destaca sobremanera la plaza de la Constitución.


La belleza arquitectónica de la plaza valdemoreña encandiló a varios directores de la época que decidieron inmortalizarla en algunas de las secuencias de sus largometrajes. "Orgullo y pasión", "Torero por alegrías", "El bandido generoso", "El milagro del sacristán", "La venganza del Zorro", "Una chica de Chicago" y "Una historia inmortal" tienen como marco inconfundible los soportales de la plaza de la Constitución durante algunos minutos.

Ciudadano Clay - "Una historia inmortal"

 El documento destacable se refiere concretamente al filme "El turismo es un gran invento", dirigida por Pedro Lazaga en 1968 y protagonizado por Paco Martínez Soria, José Luis López Vázquez, Antonio Ozores y María Luisa Ponte.


Los encargados de localizar los escenarios más adecuados a sus intereses se fijaron –como otros muchos con anterioridad- en el antiguo Consistorio, ubicado en la plaza de la Constitución, nº 18 (actual sede de la Concejalía de Educación).
Dicho inmueble fue objeto de una importante reconstrucción en 1994, pero antes de esa fecha era la sede de la Corporación municipal para adoptar los principales acuerdos del Gobierno local. En la planta superior se encontraba el salón de Sesiones, cuyas paredes estaban decoradas artísticamente con frescos que representaban motivos masónicos y lápidas conmemorativas de personajes ilustres de la historia de Valdemoro. Una barandilla de hierro separaba el lugar destinado al alcalde y los concejales del reservado al público.

Casi todos los directores que optaron por Valdemoro como localización exterior, reprodujeron las estancias de este edificio más o menos transfiguradas y así se pueden ver en los filmes: "El bandido generoso", "Torero por alegrías", "Orgullo y pasión", "Una chica de Chicago", "El turismo es un gran invento" y "Sangre en el ruedo".



Juan Gil Sabio con el traje como doble de Frank Sinatra, durante el rodaje de "Orgullo y pasión". Junio, 1956. 


Hay que destacar los escasos ingresos recibidos en las arcas municipales en proporción a las numerosas veces que pasaron los equipos cinematográficos por la población; quizá sea porque las aportaciones no se inscribieran debidamente en los libros contables o porque no se hicieran efectivas. Máxime cuando hubo rodajes en los que transformaron por completo el salón de Sesiones de la Casa Consistorial (El bandido generoso y Una chica de Chicago), los laterales de la plaza de la Constitución (Una chica de Chicago), o la calle principal del casco urbano (Más allá de las montañas).

Fotograma - Una chica de Chicago

Este tipo de registros indican que en esa época no existía la tasa por rodajes como tal, por eso en los diferentes asientos las cantidades aparecen como "donativos", por eso el mandamiento de ingreso de 1968 se puede considerar un tanto excepcional. Se ignora si estaba estipulado un importe fijo o la cuantía variaba en función de un compromiso tácito entre las productoras y el gobierno municipal.

Cartel - "El milagro del Sacristán"

 En la actualidad se cuenta con la Ordenanza fiscal reguladora de la tasa por ocupación de terrenos de uso público y utilización privativa o aprovechamiento especial de dependencias municipales, cuyo artículo 2 k) está dedicado a Rodajes cinematográficos y/o anuncios comerciales, que no supongan aspectos divulgativos o de promoción de la ciudad.

 En el caso del documento mencionado, con la cantidad entregada por la productora se contribuyó a los gastos de la construcción del polideportivo municipal.


Un pan con mucha historia


Son ya cinco generaciones las que se han dedicado a amasar en la Panadería González de Valdemoro. Se inauguró en 1852 y ahora son los tataranietos del fundador quienes continúan con el negocio familiar, el más antiguo del municipio. Esperanza González cuenta que el secreto de su éxito, y del buen pan, es contar con “ingredientes de calidad” y hornearlo “sin prisa”.



Precisamente la Panadería González es uno de los negocios protagonistas del nuevo distintivo de calidad que impulsó recientemente en Ayuntamiento de Valdemoro en reconocimiento a los comercios más tradicionales. Son cuarenta en total, pero ninguno tan antiguo como este panadería. La pastelería ‘La Manolita’ se le acerca, fundada en 1891, y hay otros ocho locales con más de medio siglo de vida.