El Juncarejo aparece documentalmente ya en el siglo XVI, dos centurias después era propiedad de José Aguado Correa y ya tenía en estas fechas un magnífico jardín con bóveda de acceso y estanque.
Posteriormente pasó a manos del marqués de Gavina, que compró tierras en Valdemoro en 1837, sobre todo en la zona sur en la carretera de Borox, con quién se convirtió en un lugar de reunión de la intelectualidad de la época.
Los marqueses de Vallejo adquirieron las fincas y casas de los Gaviria en Valdemoro, y entre ellas el Juncarejo, en 1877.
Intentaron donar esta finca a los Padres Paúles, pero fue rehusada por no poder mantenerla, por lo que fue entonces cedida a la Guardia Civil en 1879, junto a otras propiedades y el solar del derruido convento de Carmelitas, proveniente todo de la casa Gaviria, situado en la parte oriental del casco cerca de la carretera de Andalucía (aparece en el plano de 1923 la Casa Huerta y picadero de la Guardia Civil en dicha parcela), con el fin de establecer un colegio para sus huérfanas regentado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y sufragado voluntariamente por los individuos del Cuerpo, a excepción de la capilla, costeada por el marqués de Vallejo.
Primeramente se pensó erigir el edificio en dicho solar en el centro de Valdemoro, pero se decidió localizarlo en dicha finca del Juncarejo, en el lugar más elevado.
El 19 de junio de 1880 se inauguraron las obras del colegio, colocando Alfonso XII la primera piedra. Fue ésta la única ocasión en que, como rey de España, revistó y visitó el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. Una compañía del 14º Tercio hizo los honores de ordenanza en la estación férrea.
Dispuestos por el arquitecto Bruno Fernández de los Rondero los últimos detalles, fue depositado en el interior de un hueco, hecho a tal efecto en el terreno, un ejemplar de la ‘Gaceta’ del día, una copia de la escritura y veinte monedas de curso legal. Colocada por Alfonso XII la primera piedra, ofició el acto religioso el Obispo Auxiliar de Madrid. Por el brigadier secretario general, José Arderéis, se levantó acta del acontecimiento.
Terminadas las obras, comenzó Juncarejo tímidamente su funcionamiento en 1885, bajo el cuidado de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl y con una capacidad para 100 alumnas, aunque durante los diez primeros años, por falta de recursos, sólo se admitió a 40. Cien años después -curso 1984,85- permitió el acceso a niños externos vinculados a la Guardia Civil.
Posteriormente pasó a manos del marqués de Gavina, que compró tierras en Valdemoro en 1837, sobre todo en la zona sur en la carretera de Borox, con quién se convirtió en un lugar de reunión de la intelectualidad de la época.
Los marqueses de Vallejo adquirieron las fincas y casas de los Gaviria en Valdemoro, y entre ellas el Juncarejo, en 1877.
Diego Fernández y Vallejo
Intentaron donar esta finca a los Padres Paúles, pero fue rehusada por no poder mantenerla, por lo que fue entonces cedida a la Guardia Civil en 1879, junto a otras propiedades y el solar del derruido convento de Carmelitas, proveniente todo de la casa Gaviria, situado en la parte oriental del casco cerca de la carretera de Andalucía (aparece en el plano de 1923 la Casa Huerta y picadero de la Guardia Civil en dicha parcela), con el fin de establecer un colegio para sus huérfanas regentado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y sufragado voluntariamente por los individuos del Cuerpo, a excepción de la capilla, costeada por el marqués de Vallejo.
Plano del núcleo urbano, 1923
Primeramente se pensó erigir el edificio en dicho solar en el centro de Valdemoro, pero se decidió localizarlo en dicha finca del Juncarejo, en el lugar más elevado.
El 19 de junio de 1880 se inauguraron las obras del colegio, colocando Alfonso XII la primera piedra. Fue ésta la única ocasión en que, como rey de España, revistó y visitó el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. Una compañía del 14º Tercio hizo los honores de ordenanza en la estación férrea.
Dispuestos por el arquitecto Bruno Fernández de los Rondero los últimos detalles, fue depositado en el interior de un hueco, hecho a tal efecto en el terreno, un ejemplar de la ‘Gaceta’ del día, una copia de la escritura y veinte monedas de curso legal. Colocada por Alfonso XII la primera piedra, ofició el acto religioso el Obispo Auxiliar de Madrid. Por el brigadier secretario general, José Arderéis, se levantó acta del acontecimiento.
Terminadas las obras, comenzó Juncarejo tímidamente su funcionamiento en 1885, bajo el cuidado de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl y con una capacidad para 100 alumnas, aunque durante los diez primeros años, por falta de recursos, sólo se admitió a 40. Cien años después -curso 1984,85- permitió el acceso a niños externos vinculados a la Guardia Civil.
En la Guerra Civil se convirtió en hospital de heridos de las fuerzas republicanas y, posteriormente, hospital de sangre del bando nacional.
Antigua vista de la enfermería,1920.
La Finca el Juncarejo se encuentra al sur del núcleo histórico de Valdemoro, a un kilómetro escaso de la plaza de la Constitución. Sobre un altozano y rodeado de amplios jardines se levanta el colegio Marqués de Vallejo para Huérfanos de la Guardia Civil, un elemento más de las importantes dotaciones de este Cuerpo localizadas en Valdemoro.
El conjunto se compone de tres edificaciones principales: el colegio original, su ampliación posterior reciente y la villa del marqués de Vallejo.
Vista de la fachada posterior del Colegio.
La construcción primitiva, orientada en dirección este-oeste, es un imponente edificio de casi 120m de longitud compuesto por una pieza central retranqueada de dos plantas con dos cuerpos extremos compuestos a su vez por dos elementos de dos plantas relacionados por un pequeño pabellón de un único nivel.
Las piezas extremas, añadidas posteriormente en el mismo estilo, tienen un uso que les permiten funcionar exentas (salón de actos y comedor), por lo que se unen al edificio original por sendos patios cubiertos. Por lo tanto, dicha construcción primera era menor (68m de longitud) y tenia un diseño clásico de pabellones laterales sobresalientes y parte central con acceso marcado mediante la repetición del esquema compositivo de la fachada en dichos pabellones anejos. La ampliación redunda en la forma de estas piezas extremas, pero el ancho de la crujía es mayor: los pabellones se desarrollan perpendicularmente a la fachada principal para dibujar en el edificio original una H a la que se le añade la capilla detrás del elemento de acceso.
Las piezas extremas, añadidas posteriormente en el mismo estilo, tienen un uso que les permiten funcionar exentas (salón de actos y comedor), por lo que se unen al edificio original por sendos patios cubiertos. Por lo tanto, dicha construcción primera era menor (68m de longitud) y tenia un diseño clásico de pabellones laterales sobresalientes y parte central con acceso marcado mediante la repetición del esquema compositivo de la fachada en dichos pabellones anejos. La ampliación redunda en la forma de estas piezas extremas, pero el ancho de la crujía es mayor: los pabellones se desarrollan perpendicularmente a la fachada principal para dibujar en el edificio original una H a la que se le añade la capilla detrás del elemento de acceso.
La planta se distribuye por amplios pasillos centrales con habitaciones a ambos lados y escaleras en los extremos con iluminación cenital que se manifiesta en la cubierta. En la planta baja se situaban las salas de clases, de aseo, comedor y habitaciones de baño, así como la capilla. Los dormitorios de las huérfanas, situados en la primera planta, se constituían por grandes salas con huecos en las dos fachadas, para posteriormente subdividirse en pequeños cuartos con pasillo central. En la planta sótano se introdujeron la cocina y dependencias de servicio las piezas más significativas eran el comedor y la capilla.
El comedor se realiza en el pabellón meridional buscando un espacio único, para lo cual se introducen pilares de hierro fundido; el pavimento es de baldosa hidráulica, similar al del resto del colegio, y los muros perimetrales se alicatan con un zócalo a un tercio aproximado de la altura libre, en el cual se apoyan los bancos y mesas corridas.
La capilla tiene planta en forma de T, pues el presbiterio no prolonga la única nave, se cubre ésta con bóveda de cañón con cuatro lunetos de ancho mitad de la nave, dos de ellos con huecos de iluminación y otro de igual ancho para el crucero: se separan las bóvedas originadas mediante arcos fajones que apoyan, como el arranque del cañón, sobre un entablamento neoclásico que recorre perimetralmente todo el espacio, a excepción del retablo del altar mayor, y pilastras toscanas que conforman el ritmo estructural de la nave.
El retablo del altar mayor, neoclásico y dorado con advocación de San José, está acompañado de dibujo míxtilíneo en la pared frontal. A los pies tiene coro alto y tras la cabecera la sacristía. En los años 70 se decoraba con altares laterales y pulpito, hoy desaparecidos.
El retablo del altar mayor, neoclásico y dorado con advocación de San José, está acompañado de dibujo míxtilíneo en la pared frontal. A los pies tiene coro alto y tras la cabecera la sacristía. En los años 70 se decoraba con altares laterales y pulpito, hoy desaparecidos.
Vista interior de la capilla hacia los pies.
Se construye el edificio con muros de carga de mamposteria toledana, con ladrillo visto que encierra fajas de mampuesto de piedra, elementos que confieren al conjunto un ritmo vertical: los pabellones, con su remate triangular de la cubierta a dos aguas, se decoran de manera sencilla con trabajos en el ladrillo de sencillas bandas, impostas y arcos a sardinel, aleros triscados, alféizares y encuadrado de huecos con diversos dibujos de la imaginería neomudéjar y neogótica. Esta ornamentación se repite en la fachada trasera y en las ampliaciones posteriores. Las cubiertas, anteriormente de madera y teja cerámica curva -aunque en una de las reformas, en la sala de juegos, se encontraron cerchas metálicas originales-, fueron sustituidas por estructura metálica, rasillón y retejado.
Antigua vista del edificio principal, 1920.
Se han realizado diversas reformas, entre las que destacan la ampliación proyectada y dirigida por Rafael Gil, comenzada en el año 1986. El nuevo conjunto ordenaba la parte posterior del edificio original del Juncarejo -alrededor de la piscina existente- mediante la construcción de nueva planta de un discreto edificio que cerraba un patio de juegos por el este, compuesto de varias alas de una planta con arquerías unidas por un elemento central acristalado de dos niveles.
El edificio se encuentra situado en el punto más alto de un altozano que se aterraza para generar un interesante jardín. Se mantiene la terraza superior, pieza ornamental del conjunto, con sus calles ortogonales, cuadros de aligustre, plantación de flores y gran arbolado; por una escalera curva a ejes con el pabellón original septentrional se accede a la siguiente terraza que comunica mediante otras escalinatas con otra inferior, con un mirador en el punto central. En dicha terraza se encuentra un magnífico paseo de cipreses con una ordenación más libre que se comunicaba con el jardín de la villa del marqués de Vallejo y con la cascada del parque, elemento acuático que surge de un gran arco en un muro de contención y varios estanques sucesivos.
En la parte posterior al edificio, donde se ha desarrollado el patio escolar, se encontraba un gran estanque con tres gruesos caños rodeado por una barandilla de hierro y machones, sustituido por la piscina del colegio. El acceso se realizaba por una bóveda vegetal todavía existente a fines del XIX.
En la parte septentrional, cerca de la entrada, se encuentra la villa del marqués de Vallejo, anterior propietario de la finca. Es un edificio de mediados del siglo XIX con dos plantas y portada neorrenacentista con grandes piezas almohadilladas. Muy restaurada, conserva los balcones de hierro forjado y una plataforma en su lado norte con pinos.
Finalizado el curso 2004-2005, las Hijas de la Caridad dejan el Colegio Marqués de Vallejo. La falta de vocaciones y la tendencia a reagruparse de las hermanas parece estar en el origen de esta decisión. En la comunidad educativa del Juncarejo se respiraba cierto pesimismo desde la partida de las Hermanas. El número de matriculaciones había descendido y muchos dudaban incluso de la continuidad del Centro en un futuro cercano.
En el curso 2012/2013, el entonces presidente de la Asociación Pro Huérfanos, el General Rogelio Masegosa, decide clausurar el Colegio Infanta María Teresa. Con esta coyuntura, se plantea como solución laboral para el claustro de profesores del Infanta su traslado al Juncarejo.
El efecto de esta decisión no se hizo esperar. Ese mismo curso ya hubo un repunte en el número de matriculaciones, tendencia que se mantiene hasta nuestros días, con un índice de ocupación del 90%, 735 alumnos matriculados en el curso 2017/18.
"Valores tradicionales como el esfuerzo, la constancia, el respeto, el gusto por el trabajo bien hecho… siguen muy presentes en la labor educativa. Creemos que siguen siendo muy necesarios hoy y que además son perfectamente compatibles con otros que la sociedad demanda y a los que es preciso atender, como son la iniciativa, el emprendimiento, el trabajo cooperativo, el juicio crítico… el reto está en conjugar, en hacer compatible la riqueza de nuestra tradición con las demandas y necesidades de la sociedad de hoy."
Pablo Zúñiga López, Director del Colegio ‘Marqués de Vallejo’
Fuentes:
- Archivo del estudio de Rafael Gil Álvarez. Proyecto de Reforma en el Colegio de Huérfanas de la Guardia Civil en la finca "El Juncarejo" -Valdemoro, 1986-. Arq. Rafael Gil Álvarez.
- AYUNTAMIENTO DE VALDEMORO. Memoria de Valdemoro II Fotografías Catálogo Exposición.Valdemoro: Ayuntamiento de Valdemoro, 1994. BAlLLO, R. Valdemoro. Madrid: Rubiños, 1891.CORREA, A. Testamento y memorias de Antonio Correa. Memorias y fundación de la Fábrica de paños finos, [S.a.]. Valdemoro. Madrid: [s.n.]1914.
- FEO PARRONDO, F. Fincas rústicas desamortizadas en la Provincia de Madrid (Inédito). Madrid:Consejería de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Vivienda, 1984.
- ORCAJO, A. "Reseña histórica de la Familia Vicenciana en Valdemoro", Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, 2001, tomo 109, n° 4, págs. 303-81.
- polillasdesevilla.com