Valdemoro siglo XVII

Vista de Valdemoro, de P.M. Baldi - Viaje de Cosme III por España (1668-1669), Madrid y su provincia

La villa es heredada junto a otros bienes por la hija mayor del marqués de Auñón, Dña. Ana, que solicita su venta a Felipe III ante la Imposibilidad de mantener las deudas y gravámenes cargados, tras morir su padre con importantes deudas en 1600, para lo cual fue puesta en venta.

Felipe III de España


Se interesó por ella el duque de Lerma al constituir Valdemoro un lugar de paso casi obligado del monarca en sus viajes hacia Aranjuez, y cuya compra en 1602 le permitió al valido agasajar a la familia real en sus estancias en la villa camino del Real Sitio, consiguiendo controlar los traslados del rey hacia Aranjuez y Toledo al hacerle pasar por sus posesiones. Para ello, se convierte en benefactor de la misma y la engrandece con diversas actuaciones y privilegios, entre los cuales destacan: al año siguiente de la compra el valido consiguió la celebración de feria y mercado en la plaza Mayor cada año, durante 8 días (ampliada por Fernando VI a 20) y que fue suspendida en 1843 por improductiva; poco después, en 1610 el duque de Lerma logró la exención de la villa de la jurisdicción de los alcaldes de las 5 leguas, obteniendo las competencias administrativas y judiciales de su señorío y sucesivas mejoras económicas, propiciadas por su apoyo a diversas órdenes monásticas y el enriquecimiento del término municipal al ganar el largo pleito con el conde de Chinchón sobre los linderos con Ciempozuelos, pidiendo se señalaran definitivamente mediante una plantación de olivos (aunque no fue aceptado por los vecinos al perjudicar los viñedos).

Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma

Por lo tanto, en la villa sobreviene un momento de esplendor, cuyos efectos inmediatos son un nutrido grupo de edificaciones y servicios públicos llevados a cabo por el mismo duque de Lerma, el Concejo o particulares, como la construcción de la Fuente Nueva o de la Villa, en 1605, en el camino a Seseña y Toledo; la definitiva formalización de la plaza Mayor; la fundación en 1609 del convento de las Franciscanas Clarisas (obra de dicho noble, quien también sostuvo las obras de la Iglesia de la Asunción y favoreció al convento de Carmelitas); en 1613 se creó el Pósito de trigo para labradores pobres, a expensas de Antonio Correa, en una casa de su propiedad en la plaza pública, donde hoy se sitúa la torre del reloj; este mismo vecino funda, además, obras pías en Valdemoro desde 1604 y una capilla en la parroquial, dotando asimismo al convento de Religiosas Descalzas y, con sus hermanos Alejo y Pedro, al Colegio de San Juan, fundado por su familia y destinado a los pobres, un asilo-hospital para ancianos sin recursos y otro para mujeres, y una cátedra de humanidades y latín (después refundida con la creada por el primer conde de Lerena).

Retablo Convento de las Clarisas

Para realizar todo este conjunto de elementos el duque requirió la ayuda del Concejo y de los vecinos, logrando apropiarse, entre otros privilegios, del aforo de mercancías en contra del Concejo, devolviéndolos a cambio de diversos sotos en el Jarama.

El rey Felipe III se alojaba en una casa que poseía el duque cerca del mesón de María la Moraceja, en la calle principal o Grande -actual Estrella de Elola-, junto a la Audiencia de Valdemoro (antiguo Ayuntamiento) -edificios cercanos, sólo separados por la calle Colegio-; se ha creído tradicionalmente que dicha casa era la denominada Casa del Rey, hoy desaparecida, ubicada en la actual plaza del Conde - de Lerena- muy cercana a la calle Grande y a la Audiencia.

Valdemoro, en este momento, lindaba con la dehesa de Gózquez, la villa de Torrejón de Velasco, el lugar de Esquivias, la villa de Ciempozuelos, Seseña, la villa de San Martín y la de Pinto.

El duque de Lerma independizó Valdemoro con autorización real, cediéndola a sus habitantes por un precio reducido. Desde este momento, seguramente por no poder contar con la protección real en el camino de Aranjuez y la desatención sucesiva de la producción vinícola (principal riqueza de la villa) la población entra en una etapa de crisis y decadencia. El Ayuntamiento se encontró desde antiguo abrumado por las deudas, intentando controlar el producto de sus alcabalas, para lo cual en 1628 compra este impuesto al monarca, pidiendo al mismo un censo para afrontar el pago; posteriormente, seguramente por impago, volvieron a la corona, pero nuevamente se venden en 1666 por la reina Mariana de Austria (confirmado en 1709). 

Reina Mariana de Austria

Su jurisdicción cambió continuamente de manos - se transfiere continuamente para sufragar los embargos de la Deuda- como vimos desde la compra de Felipe II: en 1684 el rey Carlos II la vende a la propia villa mediante un censo sobre la misma y haciendas de algunos vecinos, por la cantidad de venta, tomando la villa posesión de sí misma, pero dos años después pasa al Consejo de Hacienda por las deudas contraídas; a finales del siglo XVII, en 1692, obtiene la villa de nuevo la jurisdicción y privilegios que había perdido, aunque los problemas económicos no habían sido resueltos, siendo administrada por hidalgos y apoderados de D. Antonio Fernández de Córdoba y su sucesora, hasta la abolición de los señoríos a comienzos del siglo XIX.

La producción agrícola en el siglo XVII estaba centrada en los cereales y viñedos, siendo tal la importancia de la elaboración del vino que en 1642 se prohibió la importación de este líquido a la villa. La industria vitícola, además de mantener las fincas de viñas, propició la creación de muchas cuevas y bodegas, escasamente conservadas hoy en día. El vino de Valdemoro, junto al de San Martín de Valdeiglesias, era proveedor oficial de la Corte, con continuos conflictos en años de escasez, pues Madrid reservaba todo el vino prohibiendo su venta (imponía los precios y llegaba a impedir el suministro a los vecinos); a pesar de estos hechos, los vecinos de otras localidades lo trasladaban a Valdemoro para poder venderlo en Madrid. La epidemia de peste de mediados del XVII produjo una crisis en las localidades afectadas al embargarse los vinos de las mismas, influyendo en su decadencia económica.


En Valdemoro fue destacado el comercio de la nieve y el hielo, actividad económica muy desarrollada en Castilla desde finales del siglo XVI, documentándose dos pozos: el llamado Pozo Chico, situado en la calle homónima, y el Pozo Grande, propiedad ambos a finales del siglo XVII de la Cofradía de la Minerva, con sede en el convento de las Clarisas, que tenía licencia para su uso durante 15 años desde 1670. En el catastro de Ensenada aparece descrito el Grande como arruinado, a pesar de haber vendido su producción en la Corte.

Pese a esta crisis, el esplendor alcanzado por la villa se refleja en la existencia en 1665 de 14 oratorios privados, 6 ermitas y 3 hospitales con sus correspondientes capillas, a las cuales servían más de 30 sacerdotes. Estos hospitales se denominaban de la Concepción, San Sebastián o San Andrés y Real de San José.

La vida religiosa era ciertamente muy importante: a finales del XVII se celebraba una procesión a la ermita de Santiago, camino de Ciempozuelos, mientras la Cofradía de Na Sra. del Rosario había comprado en 1671, a la Compañía de Jesús, una carroza labrada en plata encargada a un orfebre toledano en conmemoración de la canonización de San Francisco de Borja.

Procesión Ntra.Sra. del Rosario

La única imagen que conocemos de Valdemoro en el siglo XVII nos la proporciona Cosme de Médici en su viaje por España, realizado en los años 1668 y 1669, el cual recaló en Valdemoro a finales del primer año al ir a visitar Aranjuez; Pier María Baldi, que representó las etapas de dicho viaje, realizó un dibujo de la villa desde su lado septentrional, en el que era visible la ermita del Cristo de la Salud en primer plano y, tras él, la iglesia de las Clarisas y la parroquial con sus chapiteles originales. El noble florentino describe Valdemoro como un lugar perteneciente al duque de Cardona, de tamaño grande y edificios con estructura de madera rellena de tapial, como en el resto de Castilla, con arcos de mampostería al modo aragonés; del término menciona que comprende tanto terrenos fértiles con trigo como colinas ordenadas con viñedos.

Cosme de Médici III




Música: “Gallarda” y “Canarios” - Narciso Yepes

Valdemoro siglo XVI

 
Calle Gloria, hoy Eloy López de Lerena

En el siglo XVI obtenemos los primeros datos de población de Valdemoro, en referencia al número de vecinos que lo habitan, estadísticas que muestran el relieve de la villa en su entorno inmediato, considerada en 1548 entre las 268 ciudades y villas principales de los reinos de Castilla, Toledo y León: mientras en 1530 se contabilizaban 558 vecinos (viviendas) en esta población, en Arganda había sólo 262, 287 en San Martín de la Vega y 583 en Colmenar de Oreja.

El crecimiento demográfico fue constante -con 100 nacimientos por año en la primera mitad de siglo y 200 en la segunda- hasta alcanzar en 1575 la cifra de 1.005 vecinos -unos 4.500 habitantes- y reducirse paulatinamente hasta 1587 con 991 vecinos y bajar posteriormente (cuatro años después) a 926 - en 1588 ya disminuyó a 946 vecinos, 936 un año después, para subir de nuevo a 956 en 1590-.

Por lo tanto, la población rondaba a principios de siglo los 2.000 habitantes, a pesar de la expulsión de los moriscos (grupo muy importante en Valdemoro) en 1501-1502 y los 3.500 habitantes a finales del XVI -3.704, según varios autores- con una disminución en los últimos años.


Carlos I de España

El importante aumento poblacional es debido a la protección de la producción vinícola por Carlos I, la creación del villazgo y la introducción de diversas órdenes monásticas, hechos sucedidos, como veremos, en la segunda mitad del siglo XVI. Esta relativa notoriedad se refleja en el hecho de aparecer citado en 1546 en el Repertorio de caminos de Villuga dentro de la vía entre Móstoles y Chinchón (el camino a Toledo discurría por Getafe y Aranjuez no estaba aún desarrollado). La producción de vino fue apoyada por Carlos I al confirmar en 1552 una serie de privilegios de comienzos del siglo XIV para su protección, expansión y comercio, prohibiendo la entrada de uva y mosto en el término de la villa.


Felipe II de España

Felipe II compra Valdemoro al arzobispado de Toledo -al que pertenecía desde el siglo XIV reconocido por Carlos I en 1552- en 1575, cuya toma de posesión en las casas de Ayuntamiento se realizó dos años más tarde. En esta fecha vende el rey Valdemoro a Melchor de Herrera marqués de Auñón, uno de los banqueros a los que recurrió Felipe II para el sostén del esfuerzo bélico de la corona. El rey tuvo que desprenderse de un cierto número de pueblos y vasallos pertenecientes a la iglesia -entre ellos Valdemoro para poder devolver las deudas contraídas. En 1574 envió a averiguar la población de la villa, que en ese momento era de 926 vecinos, tasados a 1.132,5 mrs cada uno, valoración que resultó una de las más altas del arzobispado de Toledo. Poco después, en 1582, Felipe II solicita otro préstamo a Melchor de Herrera y éste le pide a cambio las alcabalas de Valdemoro.

  Auñón

La crisis económica castellana más las presiones señoriales del marqués de Auñón fueron la causa de la decadencia de la villa, reflejada en el descenso demográfico -casi un 20% en sólo diez años-, Melchor de Herrera fue acusado en 1585 de fraude a la Hacienda Real, pagando por ello 300.000 ducados, pero sin ser apartado de sus puestos en la administración y prestamista del rey. Es expulsado de la Corte en 1591 y retirado del Consejo de Hacienda. En 1595, tras múltiples pérdidas de dinero, inicia el proceso de venta de Valdemoro. La villa, por otro lado, en 1598 comenzó un pleito en contra de sus abusos.

Ante la polémica de la necesidad de un nuevo templo que permitiera a los valdemoreños un acceso más cómodo a los oficios religiosos, en 1588 el nuevo señor de Valdemoro donó 1.000 ducados para la construcción de una nueva iglesia - a los que se añadiría la misma cantidad el Concejo- .Este mismo año se fundó el convento de Carmelitas Calzados ". Asociado a este convento se hallaba la ermita de San Sebastián.

Convento

La Compañía de Jesús establece una casa alimenticia desde 1562 en la plaza actual del Conde de Lerena, con vuelta a la calle de San Nicolás, la llamada Casa de Labor. Esta riqueza, sin duda generada en parte por el desarrollo del siglo XV, no fue completamente mermada por las expulsiones de principios de siglo -1501 y 1502- del importante grupo morisco que contenía el casco urbano de Valdemoro y cuyas actividades principales eran la artesanía y construcción, como muestra un alfarje de estas fechas y procedencia custodiado en la iglesia parroquial.

Todas las descripciones destacan la inexistencia de monte y por tanto de leña - y a a comienzos del XVI desapareció parte del bosque de Valdemoro- hecho que encareció la construcción, obligando a traer la madera desde Aranjuez y otros puntos.

En la segunda mitad del siglo XVI la significación de la población se ve ampliada al constituirse en lugar de paso entre la nueva capital del reino, Madrid, el nuevo Sitio Real, Aranjuez, y una de las ciudades principales de Castilla, Toledo. Felipe II utiliza Valdemoro como parada y descanso en sus viajes a dichos puntos, hecho que constituye un respaldo al desarrollo de la villa.

Respecto al crecimiento urbano, en el siglo XVI la villa ha superado la calle Grande, como muestra la fundación del hospital de San Andrés en la misma - en la acera de los impares- y crece hacia la fuente y el convento de Carmelitas (creado probablemente en el último cuarto de siglo) hecho que posibilita el desarrollo de dicha vía principal hacia el este y la configuración de un espacio de recreo asociado a la existencia de agua, función que se ha mantenido hasta hoy en día - en toda la calle Grande, como pequeño valle y en la cota más baja de todo el núcleo histórico, las viviendas tenían pozo y múltiples manantiales, como el existente en el convento del Carmen.


Patio en Calle Grande (Actual Estrella de Elola)

Pero la necesidad de expansión de la población se vio frenada por la de sus vecinos, generándose múltiples conflictos territoriales: destaca el sucedido durante las Comunidades de Castilla, fecha en la que se devastó el bosque de Valdemoro por los propios subditos del conde de Chinchón, siendo obligado a pagar una indemnización en proporción a sus habitantes, asimismo, la disputa de Valdemoro con Ciempozuelos, perteneciente desde 1480 a los condes de Chinchón, sobre términos y mojones, abrevaderos, veredas, ejidos, pastos y otros, se resuelve con la sentencia de 1588 favorable a Chinchón, la cual recurre el marqués de Auñón al perder diversos territorios; finalmente, otros asuntos conflictivos se sucedieron con el uso de las tierras públicas compartidas con los lugares vecinos' y los producidos con la Mesta por el paso de rebaños, resueltos a favor de Valdemoro.

Es posible que todos estos factores sean los que produzcan el descenso demográfico de los últimos años de siglo, agravados por problemas económicos concejiles y del señorío, no solucionados hasta comienzos del Seiscientos.





Música: Pedro de Pastrana - Llenos de lágrimas tristes